Estados Unidos es un país de interesantes y a veces incomprensibles contradicciones. Es una mezcla entre una sofisticada mentalidad emprendedora y de innovación en todos los campos de la economía y de la ciencia, y rasgos moralistas de exacerbado idealismo en las relaciones internacionales. Por un lado un profundo respeto por la libertad humana y por el ideario democrático que es muy genuino en los norteamericanos, y por otro, el afán por imponer su propio sistema sin conocer otras realidades culturales o históricas.
Para comprender la división de la sociedad estadounidense frente a la invasión de Irak se hace necesario revisar características de su idiosincrasia, sin las cuales no se entienden aspectos de la política antiterrorista de la administración Bush.
EEUU fue colonizado por minorías religiosas perseguidas en Europa (a diferencia de otras conquistas militares o económicas), lo que explica hasta hoy cierto enfoque moralista en cada discurso político y en cada acción en el exterior. Como los puritanos originales, el presidente de EEUU invoca a Dios y a un idealismo moral, y bendice a sus compatriotas. Es la única nación occidental moderna que actúa así.
Por estar EEUU alejado físicamente y debido al hastío de sus colonizadores con los conflictos europeos, sus habitantes desarrollaron una tendencia al aislacionismo, a no interesarse por el acontecer mundial; pero al mismo tiempo exageran la percepción de amenazas a su seguridad nacional. Por eso, aunque con reticencia, EEUU se fue involucrando en prácticamente todos los conflictos internacionales del siglo XX, no siempre con buen conocimiento de sus complejidades.
Otro rasgo es que los colonizadores fueron muy laboriosos, y pronto esa nación, que tiene la misma edad de las repúblicas del sur de América, surgió como una potencia económica que necesitaba asegurar su comercio exterior. Eso cimentó a su vez su enorme capacidad militar, hasta llegar a convertirse en 1945 en la mayor superpotencia mundial.
La acentuada mentalidad comercial y práctica, y la perseverante actitud moralista y religiosa, son una gran dicotomía. Y explica que por ejemplo respecto a Irak, se pueda interpretar la intervención norteamericana desde todos los ángulos posibles: interés por controlar una zona petrolera, defensa de la seguridad nacional de EEUU, o el afán que dice tener el presidente Bush en expandir la democracia en la lucha antiterrorista.
Lo cierto es que junto a las más explícitas acciones de Realpolitik, Washington sigue invocando a Jefferson y los elevados principios de la Constitución de 1787, a Lincoln y los valores de la libertad, y en todo momento los pilares religiosos de los “founding fathers”. En esos rasgos están sus fortalezas y debilidades…valga la contradicción.