Vivimos tiempos inciertos. A la caída de las bolsas y al alza del petróleo se suma ahora la crisis de alimentos. El Banco Mundial advirtió del riesgo de estallidos sociales en 33 países en los que el gasto en alimentos acapara el 75% de la renta. El arroz, básico para más de la mitad de la población mundial, ha subido un más de un 100% durante el 2008, y el trigo cuesta el doble de su media histórica. El tema es observado con preocupación por Naciones Unidas debido a su poder desestabilizador.
La población mundial requiere cada vez más alimentos. Los chinos han mejorado su nivel de vida y consumen mucho más, pero su producción aún no se adapta a la nueva demanda. Se suma la creciente producción de biocombustibles, que acaparan una porción cada vez mayor de tierras y cosechas. La escasez de alimentos está desatando una ola de proteccionismo y especulación que es potencialmente peligrosa. Los estómagos no se adaptan fácilmente a los conceptos de ganancias y pérdidas de los negocios.
Tal vez sea el momento de volver a oír los sabios consejos del agrónomo indio M.S. Swaminathan, quien con su “revolucion verde” probablemente sea la persona que más vidas salvó en la historia de Asia. Junto al norteamericano Norman Borlaug desarrolló el arroz I.R. 36, cruzando especies salvajes recogidas en la naturaleza, cuya resistencia y enorme rendimiento puso fin a las hambrunas en el Asia de los monzones. Su aporte no habría tenido la repercusión que tuvo sin el apoyo político de Indira Gandhi, quien aceptó la sugerencia de fondo de Swaminathan: su experiencia entre los mas pobres de los pobres le enseñó que la única forma de superar las hambrunas y la pobreza es el respeto a la libertad individual y la propiedad privada, promoviendo la sociedad civil y la creatividad de la gente. Logró promocionar con éxito pequeñas propiedades campesinas en India. Swaminathan creía, como Hayek, que el orden espontáneo es siempre superior al decretado, porque se basa en la libertad de las personas para emprender.
Cuando China empiece a creer en serio en la propiedad privada –que incipientemente está surgiendo- en sectores delicados como la agricultura, le hará un gran favor a la humanidad en lo que a abastecimiento alimenticio se refiere. Ah, y otro “detalle” que demostró Swaminathan: dos tercios de los alimentos de huerta de los países más pobres de Africa y Asia son producidos por mujeres. Y son ellas las que directamente destinan su producción a la nutrición y educación de los niños. Propiedad privada y población femenina, dos temas en los que el gigante chino es deficitario.