Aunque Barack Obama es percibido como el representante del cambio por su color de piel, es en realidad el más convencido defensor del sistema norteamericano, el cual le permitió a él llegar a las más prestigiosas universidades y al Senado. Su mensaje y objetivo es tratar que muchos más puedan prosperar dentro de ese sistema.
Aunque Obama no ganara la presidencia de EE.UU., ya ha obtenido un logro enorme: superar el prejuicio de que un afroamericano no puede transformarse en figura nacional con serias posibilidades de dirigir el país. Y lo más destacable es que a pesar de provenir de los sectores menos afortunados de la sociedad, su ascenso político se debe a la legitimación que hace Obama del sistema estadounidense.
Mientras en Latinoamérica en cada elección se suelen poner en duda las instituciones, porque gran parte de la sociedad no se siente beneficiada por ellas, es interesante observar que Obama, lejos de llamar a cambiar las cosas de raíz, propone profundizar el propio sistema para que efectivamente incluya a todos. Ese aspecto, la confianza en las instituciones de EE.UU., es lo que hace la diferencia entre Obama y otras figuras afroamericanas que han intentado aflorar. él captó que salvo pequeñas minorías, en el gran público esas instituciones están muy arraigadas. Estados Unidos no ha tenido intentos por destruir su democracia ininterrumpida por más de 200 años, y Obama es una demostración de que se ganan más votos sumándose a ella que proponiendo atacarla.
En muchos aspectos Barack Obama es aún una incógnita. No está clara su línea económica, y para Chile tal vez no sea el candidato ideal porque tiende a oír a los sectores que propugnan protecciones y restricciones al comercio.
Pero como fenómeno político es notable, porque en vez de ser el clásico revolucionario que llama a cambiarlo todo, él hace la diferencia invitando a profundizar y ampliar los beneficios de la ya existente democracia y sociedad de oportunidades.
Su especial personalidad y su historia le han permitido ser muy franco; les dice a los afroamericanos y a las demás minorías que el sistema norteamericano constituye, con todos sus defectos, una sociedad de oportunidades. Aunque hace una dura crítica al gobierno actual, sus discursos transmiten optimismo y llama a “mantener la promesa americana viva”.
Por su parte el candidato republicano John McCain, ácido crítico del gobierno del presidente Bush, logra con eso conquistar votos independientes que lo sitúan bastante al centro del espectro político. Obama y McCain son elementos moderadores dentro de sus respectivos partidos. EE.UU. llega así a esta elección con dos candidatos a presidente y dos a vicepresidente que abarcan gran parte de las sensibilidades políticas de esa nación, demostrando la estabilidad del sistema a pesar de su diversidad.