La relación entre Chile y Perú es de gran importancia para el desarrollo de ambas naciones. El desgaste de una tensa vecindad, o las ventajas de una cooperación mutua, pueden hacer mucha diferencia en el progreso de los países en un mundo globalizado. Por eso las declaraciones del Comandante en jefe del Ejército peruano ( “chileno que entra ya no sale. O sale (muerto) en cajón. Y si no hay suficientes cajones saldrán en bolsas plásticas”) son inaceptables y así lo reconoció el gobierno del presidente Alan García.
Sin embargo, y más allá del legítimo reclamo de las autoridades chilenas y de la respuesta peruana, lo complicado es que declaraciones de ese tipo afloren cada cierto tiempo, y no impliquen la inmediata e impostergada destitución de quien las pronuncia. Porque las palabras de un comandante en jefe (aunque se desdiga después) suponen un pensamiento que, repetido por los medios de comunicación masiva, constituyen un negativo precedente, desgastan la relación, y desvían la atención de los aspectos centrales de ella.
Un comandante en jefe peruano no puede ignorar las necesidades y aspiraciones de su propio pueblo: hay 100 mil ciudadanos de su país residiendo en Chile, se acaba de aprobar el Tratado de Libre Comercio por parte del Congreso peruano, durante el año 2007 hubo un intercambio económico de 3 mil millones de dólares, las inversiones de chilenos en Perú superan los 5 mil millones de dólares, y ambos países cooperan en el APEC.
Aunque desgraciadamente existe una demanda limítrofe ante La Haya por parte de Perú, Chile ha actuado de modo que dicho litigio no entorpezca los demás aspectos de una relación que debe mejorar cada día porque es una necesidad para la calidad de vida de los ciudadanos. Como lo he expresado en columnas anteriores, chilenos y peruanos debiéramos defender juntos nuestras riquezas marinas sobre explotadas por terceros, en vez de estar litigando en La Haya. La repetida revisión de fronteras y tratados vigentes crea una incertidumbre que nos atrasa en muchos aspectos, pero al menos hemos desarrollado una buena relación de comercio bilateral.
El Comandante en Jefe peruano nos viene a recordar que aún hay sectores en ese país que viven de decimonónicas disputas. Ante esas expresiones de tan alta autoridad, a Chile sólo le cabe volver a mostrar su cohesión interna en política exterior, más allá de cualquier diferencia partidista en otras materias.