La incertidumbre económica extrema que afecta a tantos países demuestra que es un desacierto que las universidades no exijan ramos de filosofía en sus facultades de economía. En una sociedad de libertades, el estudio de la ética debiera ser central. Ante tamaña crisis financiera se requiere volver a la esencia, a lo más básico, al sentido de las cosas.
El desastre del Estado griego es resultado de una larga falta de respeto a las instituciones y un irresponsable gasto público. Sabemos que los griegos actuales no tienen nada que ver con los clásicos, que nos legaron precisamente las instituciones políticas de Occidente y la búsqueda consciente de la sabiduría en todo orden de cosas. El saber no puede estar tan parcelado como hoy lo suele ver la ciencia económica. Por eso es muy simbólico que el gobierno de Atenas sea hoy tan mal ejemplo de manejo político y económico, tal vez para obligarnos a recordar la necesidad de retomar la Filosofía en la formación universitaria. El pensar en forma integral.
Los 750 mil millones de Euros que la Unión Europea y el FMI aportarán para evitar el derrumbe financiero griego y su contagio a Europa no solucionan el fondo del problema. Falta un cambio de actitud de ese gobierno populista que ha provocado la mayor crisis del euro desde su nacimiento. Sintomático es que el gobierno socialista español haya empezado a recortar gastos, mientras Angela Merkel en Alemania trata de asumir el costo político de su aporte para sostener el Euro.
Aristóteles decía que como nuestra naturaleza es social, y porque vivimos en comunidad, todos los días tomamos opciones éticas en la vida privada y en la política. Eso vale tanto para la extrema codicia privada al estilo Goldman Sachs en Wall Street, como para gobiernos demagógicos como el del Primer Ministro Papandreu en Atenas. Porque ambos se valen de la confianza y de la fe pública.
Adam Smith –se suele olvidar- era profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Glasgow, y publicó estudios sobre ética, la que consideraba indisolublemente unida a la economía. El Premio Nobel de Economía Friedrich Von Hayek -también se suele olvidar- fue filósofo además de economista, y explicaba que el libre mercado permite satisfacer miles de intereses y necesidades de las personas mucho mejor que la “arrogancia estatal”. Pero, recalcaba, es requisito el rigor ético, y no alterar deliberadamente la información.Pienso que muchos de esos conceptos están siendo ignorados por gobernantes y operadores financieros cortoplacistas. Y así se ha ido poniendo en riesgo un bien –por ponerlo en términos económicos- fundamental para el sistema: la confianza en él.