Category Archives: Publicaciones

El verdadero estadista en los tiempos difíciles

Desde que estalló la crisis financiera muchos estamos mirando a EEUU con otros ojos. Así como hubo un antes y un después del ataque a las torres gemelas en cuanto a su  vulnerabilidad física, hay un antes y un después de la llamada crisis subprime respecto a su vulnerabilidad económica. La desconfianza se mantiene o crece aunque ha pasado ya más de  un año desde su inicio.

Hace rato dejó de ser un tema netamente económico para convertirse en una crisis de confianza en las autoridades y en el sistema financiero. Sólo un potente liderazgo puede revertirla, y todos se preguntan si el presidente Barak Obama será el gran conductor que el momento histórico requiere.

Un verdadero estadista debe ser  capaz de reconocer rápido las causas de un problema y  conducir a la nación en forma innovadora, no meramente administrativa. Eso implica ejercer el cargo público sin ideología partidista, y aplicar en tiempos de paz lo que la estrategia y la táctica representan en tiempos de guerra: agrupar todos los elementos de la capacidad nacional para lograr el máximo efecto que la situación exige.

El hombre de Estado además de seleccionar el objetivo, debe inspirar la voluntad colectiva de acción para conseguirlo al más bajo costo. La toma de decisiones  – lo más difícil en un cargo de responsabilidad- diferencia al mero gobernante del estadista. Este último concentra en sí la autoridad del poder legítimo reconocido por la comunidad, y la usa para conseguir los fines que interesan a la nación.

Un líder de Estado logra que la gente se sienta confiada en las motivaciones que lo impulsan a hacer lo que hace. Y ese estadista inspira para que cada ciudadano haga bien lo suyo, para que todos sean parte de la solución en un Estado subsidiario.

En EEUU fallaron todos los fusibles y controles económicos por parte de las autoridades políticas, la Reserva Federal, los bancos y los analistas de inversiones. Sobró especulación y faltó información y control, lo que condujo a un proceso acumulativo de errores que se fueron retroalimentando.

Hoy se espera de Obama un alto nivel de conducción, y es un error pensar que un gobernante está condicionado por las circunstancias históricas que le tocaron o por los problemas que heredó. No, eso sería determinismo. Un verdadero líder sabe que si sus acciones son relevantes, va creando nuevas situaciones. Debe descubrir oportunidades mirando al futuro y aprendiendo del pasado.

En medio de tanta receta económica y preguntas acerca del porqué de la crisis financiera, es bueno recordar lo que Lincoln, Jefferson y Franklin recalcaron: que libertad y democracia requieren creer en un fin superior, y que toda la sociedad -ciudadanos y gobernantes- deben tener en vista las virtudes públicas.

 

La manipulación de Fidel

Los actos en política exterior son, al mismo tiempo, causa y efecto de posteriores consecuencias en el sistema internacional. Una visita de Estado tiene implicancias para el país que deben ser muy medidas y evaluadas. Suponer que una visita a Fidel Castro iba a poder ceñirse sólo a lo acordado en una agenda es no conocer al personaje. La prudencia mínima aconseja no exponerse jamás a una situación en que la iniciativa la tenga un hombre que ha hecho de la manipulación y la intervención el gran objetivo de su política.

Aunque no comparto las ideas políticas de la Presidenta Michelle Bachelet, siempre he pensado y expresado que ella me parece una persona acogedora y sensible hacia los demás y, creía yo, con un natural sentido de justicia. Por eso he quedado perpleja ante su insistencia en acudir a Cuba y su decisión de no reunirse con la sufrida disidencia, pero sí con el régimen que se niega a evolucionar siquiera un mínimo en el respeto a derechos fundamentales desde que asumió hace ya medio siglo, en 1959. Fidel Castro, sólo porque la enfermedad así lo obliga, ha traspasado el ejercicio del gobierno a su propio hermano sin consultar a un solo cubano su opinión.

Acudir a honrarlo no sólo aleja a la Presidenta de una mínima coherencia, sino que constituye un irrespeto a los compromisos de Chile con la cláusula democrática en América.Pero que además la visita haya tenido como resultado la intromisión castrista en asuntos internos de Chile -al exigir Fidel Castro la cesión de soberanía a favor de Bolivia- , y que esa conversación grave y privada haya sido difundida sólo por Castro a espaldas de Michelle Bachelet, quien viajaba en su calidad de Presidenta de Chile, es una ofensa a la dignidad nacional que nuestro país no se merece y a la cual no debió ser expuesto.

El principal factor que hace respetable a un país en el exterior es su cohesión interna, el grado de determinación con que una nación apoya la política exterior de su gobierno. La presencia o ausencia de ese factor intangible pero fundamental se revela en la calidad de la actuación diplomática; el tener un objetivo integrado, y una orientación definida, es lo que da o quita peso en el concierto regional y mundial.El objetivo de la política exterior es servir al interés nacional, definido como lo que un país quiere para sí mismo en favor de sus ciudadanos.Se trata de formular las políticas que más convienen para lograr esos objetivos nacionales en la comunidad internacional.Por eso, los objetivos de una visita presidencial oficial y financiada por todos los chilenos deben siempre responder a los intereses permanentes del país, y no, como en la visita a Cuba, sólo a los de ciertos grupos políticos.

Hispanoamérica, dasadaptada en un mundo globalizado

En América Latina, tanto los gobiernos  como la sociedad civil tienen una desadaptación frente a los requerimientos del mundo globalizado. Con las tecnologías de la computación se generan mayores grados de libertad individual; las personas ya no dependen de los Estados o de grandes corporaciones para obtener información,  relacionarse y emprender negocios. Las fronteras físicas se hacen permeables con internet, y vivimos el surgimiento de una gran sociedad civil planetaria.

Pero nuestra región aún requiere un salto cultural, un cambio de mentalidad: reorientar el concepto de paternalismo estatista hacia el de un Estado facilitador. Y poner el énfasis en las personas, fomentando una cultura de responsabilidad individual. Sea en un alto ministerio o en una humilde escuela rural, debe estar presente el amor por el trabajo bien hecho.

En Hispanoamérica, a nivel del Estado, hay muy pocas  instituciones respetadas  y creíbles. Aunque las nuevas tecnologías permiten una mayor autonomía a las personas,   se requieren sin embargo Estados eficientes, que hagan respetar las reglas del juego. Lo peor son los Estados fallidos, donde las leyes e instituciones no se acatan. La sociedad civil necesita el marco de referencia que da un Estado subsidiario. Si no, es el caos.

En nuestra región, en general, las instituciones han sido  incapaces de articular un  sistema político eficiente. No tienen convocatoria, no tienen credibilidad. Abunda el  personalismo y el caudillismo, basta ver a un rico país como Argentina estancado a pesar de la capacidad enorme de su gente, o a Venezuela dilapidando sus ingresos petroleros.

El mundo actual requiere un Estado facilitador, pero en nuestra América el Estado es burocrático y obstaculizador, como lo reflejó muy bien el peruano Hernando de Soto en su ya clásico  libro “El Otro Sendero”.

Si la sociedad civil latinoamericana muestra baja productividad, déficit en innovación, mal rendimiento laboral y pobre nivel educacional, es porque, comparada con otras regiones emergentes de Europa Oriental y Asia, no invierte adecuadamente sus abundantes recursos en su gente y no amplía los espacios a su sociedad civil. Urge pasar del Estado obstaculizador, al Estado facilitador para el emprendimiento.

El nuevo espíritu de los tiempos

El año 2009 se inicia con una crisis financiera completamente artificial e innecesaria, que estalló hace unos meses a pesar de que la economía real crecía con la incorporación de China y la India. Fue alentada por especuladores en Wall Street con la venia de autoridades gubernamentales  ineficientes que no aplicaron las reglas de juego.

Es preocupante que un país potencia como EEUU, con una clase media pujante e informada, permitiera que  especuladores y autoridades minaran la confianza en un sistema que había potenciado el desarrollo, cuando se aplicaba con respeto a las leyes y la buena fe.

Frente a esta crisis, se observa en EEUU falta  de fortaleza de carácter para afrontarla, con muchos palos de ciego de parte de la Reserva Federal y del gobierno. El pensamiento moderno- liderado por EEUU- se ha concentrado a tal punto en las finanzas,  que ha postergado el interés por la historia, la filosofía, la sociología, que deberían formar parte de la economía. Esas herramientas permiten observar los ciclos económicos con cierta perspectiva y sin perder de vista la totalidad del ser humano y la sociedad; ayudan a vivir, son un antídoto frente al pesimismo y la frustración.

La esperanza es que tras la debacle financiera logre surgir un nuevo espíritu de los tiempos o Zeitgeist, en el cual la sociedad civil adquiera cada vez más relevancia.

Para bien o para mal, existió un espíritu medieval y otro renacentista, una moral victoriana, una ética protestante, una moral católica, etc. Respecto al signo actual de los tiempos, quiero ser positiva y pensar que ésta es la época de la libertad, pero me temo que también podría ser catalogada como la era de la satisfacción del ego y de la rentabilidad a toda costa.

Pero aparecen lentamente otras lógicas, como las comunidades de intereses en la web, que están creando un mundo horizontal, una sociedad civil activa ya no verticalmente  dominada por los Estados y grupos de poder. Lo notable de esta tendencia es que demuestra que los seres humanos, teniendo hoy a su disposición la más potente red de comunicación masiva de la historia, prefieren ser tratados individualmente y no como masa. Surgen multitudes de agrupaciones y micro-mercados con  necesidades particulares y concretas, ya no genéricas y masivas. Internet ha significado un cambio hacia los  nichos, que pueden atender los  más particulares requerimientos.

Tal vez sea el momento de reconocer que la crisis financiera y la del sistema educativo son dos aspectos de lo mismo. En ambos casos se han aplicado complicadas formulas desde arriba, que han alejado a la economía,  y a la educación,  de las personas. Han  perdido la relación con la vida misma.  Potenciar la sociedad civil contribuirá  a comprender mejor el comportamiento de las personas y por ende de la sociedad.

Por fin se transparentan las locuras de Wall Street

Mi querido padre, que murió este año, me comentó muchas veces  que no le parecía sano que en una sociedad como la norteamericana el sector de los servicios financieros aumentara tanto a costa  del sector productivo; que tanta gente joven y bien preparada abandonara la economía real, o las ciencias o el servicio público, atraídos por las desproporcionadas ganancias del área de las finanzas. Reflexionaba sobre cómo todo eso puede   dañar el futuro de un país, porque desvirtúa el concepto de esfuerzo y su relación con la legítima recompensa, y en cambio pone el énfasis en el rápido enriquecimiento personal sin sustento en la economía real. Razón  no más tenía a sus 90 años.

Cabe preguntarse porqué las autoridades de EEUU, Clinton, Bush, y el tristemente célebre Greenspan no computaron (o no quisieron reconocer) el desastre que se configuraba. Creo que la explicación es que las “ganancias” de Wall Street eran tan impresionantes, que de algún modo alteraban la capacidad de análisis. Todos, en una forma u otra, estaban ganando con la especulación, y mirar más a fondo requería de una honestidad a toda prueba y de una capacidad de ir contra la marea del enriquecimiento fácil. Encuentro hasta comprensible que muchos privados cayeran en la trampa de creer que el dinero se multiplica gracias a las movidas de personajes de miedo como Bernard Madoff,  que embaucó hasta a los más entrenados en las lides financieras. Pero no logro entender cómo por  tanto tiempo, tantos iniciados como el propio Greenspan, pudieran mantener desinformados a tantos.

Por eso creo que esta explosión de la burbuja financiera tiene algo de sanador. Tiende a poner las cosas en su lugar, a terminar con los Madoff  y los que miraban para el lado en las altas esferas del poder, como Greenspan. Son muchos los cómplices  que desde sus destacados puestos en EEUU estaban de algún modo avalando este verdadero despojo de las platas de ahorrantes asalariados cuyos sueldos se mantenían, mientras las ganancias de Wall Street creaba una casta de millonarios falsos. Todas esas ganancias absurdas eran financiadas por los trabajadores y empresarios, los mismos que están perdiendo trabajos y créditos.

Ahora la tarea es hacer comprender que el sistema de mercado funciona, que es el que ha permitido el progreso de las naciones con mayor ingreso per cápita y mejor nivel de vida. Explicar que no es perfecto, que requiere regulaciones que se respeten y se hagan respetar por parte de un gobierno eficiente y subsidiario. Confío en que la sociedad civil de EEUU, espantada por el comportamiento del gobierno, de la Reserva Federal y de Wall Street, muestre su empuje y resuelva reemprender el camino de la producción, la honestidad y la información transparente.

El resultado fue la Paz

En Palermo Chico, pleno corazón de Buenos Aires, está la Embajada de Chile, en la calle Tagle, entre Avenida del Libertador y Figueroa Algorta. Junto a ella, la plaza República de Chile con sus viejos y frondosos árboles forma parte de las enormes áreas verdes de Palermo y Parque 3 de Febrero, creado por Sarmiento y basado en Hyde Park y el Bois de Boulogne. Cerca del monumento a San Martín está el de Bernardo O’Higgins, la placa para el general Juan Mackenna y el busto a José Victorino Lastarria; y en el rincón de los poetas, los de Gabriela Mistral y Pablo Neruda.

La Embajada de Chile en Buenos Aires es un oasis de paz. El señorial y moderno edificio de los arquitectos Juan Echenique y José Cruz es todo un símbolo en la capital argentina, un referente arquitectónico, un orgullo para ambos países. Porque simboliza una relación muy importante y delicada, tal como son las delgadas láminas de cristal que separan al edificio del parque más emblemático de Argentina.

Parece increíble recordar que hace tres décadas fue necesaria la mediación del Papa Juan Pablo II para impedir la guerra. Había concluido el juicio del Canal Beagle y, según la sentencia internacional, se confirmaba la soberanía chilena sobre todas las islas al sur de ese canal, tal como lo establecía el Tratado de Límites de 1881. Faltaba sólo acordar la delimitación marítima. Pero Argentina declaró “Insanablemente Nulo” el Laudo Arbitral. Tanto Chile como la Corte Arbitral rechazaron esa actitud.

Lo que siguió nos llevó al límite del conflicto: ciudades argentinas sometidas a oscurecimientos, discursos ultranacionalistas, soldados en la frontera en posición de ataque, incursiones con buques de guerra en aguas chilenas. Chile empleó todos los recursos posibles para lograr un entendimiento que frenara la inminente guerra. La invasión argentina sería el 22 de diciembre, a las 22:00 horas.

Una gran tormenta en el Mar de Drake detuvo a la flota trasandina…y la historia dio un giro. El Papa alcanzó a enviar al Cardenal Antonio Samoré, quien habló con las autoridades de los dos países. La mediación papal fue aceptada el 23 de diciembre.

Tras un largo y angustioso proceso, se logró el Tratado de Paz y Amistad de 1984.

Al conmemorarse los 30 años de la petición de la mediación papal, la Presidenta argentina quiso restar valor a la actitud del gobierno militar chileno de la época, que propició y firmó el Tratado de Paz.

Su marido y entonces gobernador Néstor Kirchner se opuso al acuerdo. Pero el Tratado, y sobre todo la paz, prevalecen.

Como la Embajada chilena en Buenos Aires, con sus frágiles paredes de vidrio, el Tratado es un delicado pero potente símbolo, un referente de paz que debe guiar con sus buenos propósitos a generaciones futuras.

Chile, Argentina y la necesidad de una agenda regional positiva

El encuentro de las presidentas de Chile y Argentina vuelve a recordar la importancia de la relación entre ambos países. A pesar de discrepancias por la delimitación o por el incumplimiento del gas, lo cierto es que la historia de Chile y Argentina es mucho más  de unidad que de desencuentros desde la alianza de O´Higgins y San Martín. En 1978 se evitó un conflicto armado, y las dos naciones que comparten una de las fronteras más largas del mundo, nunca se han enfrentado en una guerra. Hoy las fuerzas militares de paz combinadas de ambos países son ejemplares.

Y es deseable que así sea. Porque la disputas por esferas de poder entre las grandes potencias afectará crecientemente a la región, por los recursos marinos, la Antártica o diversos motivos geopolíticos. Nuestros países tienen las más grandes reservas de agua del planeta, tema clave para el futuro.

Chile y Argentina, basta ver el mapa, están indisolublemente unidos y deberían actuar como un núcleo de integración regional, tal como en Europa lo hicieron Alemania y Francia. Chile tiene un peso conceptual muy superior al que le correspondería por su tamaño relativo, debido a su madurez institucional y económica;  y Argentina es gravitante per se. Juntos podrían potenciar una mejor relación de toda el área.

El comercio intrarregional en América  Latina representa sólo el 17 % del que en conjunto realiza con el resto del mundo. En comparación, el comercio interno de la Unión Europea es sobre el 75 %.

En Latinoamérica, tras mucha palabrería sobre integración, hay países con excedentes de energía que prefieren no explotar ni exportarla por razones políticas. La falta de confianza impide que prospere el comercio regional, mayor conectividad, corredores bioceánicos  y sobre todo una visión de progreso conjunto. Chile gasta alrededor del 70 % de su tiempo diplomático en América del Sur, pero sólo un pequeño porcentaje de su comercio se desarrolla en esta área. Esa desproporción indica el grado de dificultad en las relaciones regionales.

Con Perú se han hecho todos los gestos para tener una agenda positiva: legalización de decena de miles de peruanos, inversiones, devolución de libros y archivos históricos, aprobación del tratado de libre comercio por unanimidad en el Congreso. Es de esperar que se valore y se suavice el tono de algunas autoridades peruanas.

En cuanto a Brasil, sólo cabe darle máxima prioridad. Es ya casi una gran potencia mundial, y su poder moderador en la región es cada vez más gravitante.

En definitiva, es bueno que las autoridades de Chile y Argentina muestren voluntad política de estrechar la integración, que se inició con la firma del Tratado de Paz y Amistad 1984.  Una vecindad integral y efectiva ayudará al progreso de ambos pueblos y a reforzar su presencia en el mundo.

La Fiesta del General

La relación entre Chile y Perú es de gran importancia para el desarrollo de ambas naciones. El desgaste de una tensa vecindad,  o las ventajas de una cooperación mutua, pueden hacer mucha diferencia en el progreso de los países en un mundo globalizado. Por eso las declaraciones del Comandante en jefe del Ejército peruano ( “chileno que entra ya no sale. O sale (muerto) en cajón. Y si no hay suficientes cajones saldrán en bolsas plásticas”) son inaceptables y así lo reconoció el gobierno del presidente Alan García.

Sin embargo, y más allá del legítimo reclamo de las autoridades chilenas y de la respuesta peruana, lo complicado es que declaraciones de ese tipo afloren cada cierto tiempo, y no impliquen la inmediata e impostergada destitución de quien las pronuncia. Porque las palabras de un comandante en jefe (aunque se desdiga después)  suponen un pensamiento que, repetido por los medios de comunicación masiva, constituyen un negativo precedente, desgastan la relación, y desvían la atención de los aspectos centrales de ella.

Un comandante en jefe peruano no puede ignorar las necesidades y aspiraciones de su propio pueblo: hay 100 mil ciudadanos de su país residiendo en Chile, se acaba de aprobar el Tratado de Libre Comercio por parte del Congreso peruano, durante el año 2007 hubo un intercambio económico de 3 mil millones de dólares, las inversiones de chilenos en Perú superan los 5 mil millones de dólares, y ambos países cooperan en  el APEC.

Aunque desgraciadamente existe una demanda limítrofe ante La Haya por parte de Perú, Chile ha actuado de modo que dicho litigio no entorpezca los demás aspectos de una relación que debe mejorar cada día porque es una necesidad para la calidad de vida de los ciudadanos.  Como lo he expresado en columnas anteriores, chilenos y peruanos debiéramos defender juntos nuestras riquezas marinas sobre explotadas por terceros, en vez de estar litigando en La Haya. La repetida revisión de fronteras y tratados vigentes crea una incertidumbre que nos atrasa en muchos aspectos, pero al menos hemos desarrollado una buena relación de comercio bilateral.

El Comandante en Jefe peruano nos viene a recordar que aún hay sectores en ese país que viven de decimonónicas disputas. Ante esas expresiones de tan alta autoridad, a Chile  sólo le cabe volver a mostrar su cohesión interna en política exterior, más allá de cualquier diferencia partidista en otras materias.

     

De la China Ancestral a la Sociedad Informática

Vengo llegando de China donde fui con País Digital, organización que promueve el  acceso a las tecnologías digitales. La transformación que experimenta China es de tal magnitud, que equivale al cambio de paradigma que produjo la revolución industrial en  Occidente durante los últimos 3 siglos. La diferencia es que en China ese  cambio está ocurriendo en sólo un par de décadas.

La sociedad china vive el mayor proceso de urbanización de la historia de la humanidad. En los próximos 20 años, migrarán del campo a las ciudades otros 350 millones de personas  (más que toda la población de EEUU!). El gobierno en Beijing no tiene espacio para cometer errores: esos inmigrantes requieren agua, energía, viviendas, trabajo. Un descontento masivo sería muy peligroso. Por eso el proceso de urbanización es clave y se planifica cuidadosamente.

Impresiona  llegar a Shenzhen, cerca de Hong Kong, y observar in situ ese concepto de urbanización controlada. Hace 30 años era una aldea, Deng Xiao Ping la declaró zona económica especial en 1980, y hoy es una moderna ciudad de unos 11 millones de habitantes con el mayor PGB per cápita del país. No hay barrios marginales.

Hay pasaportes internos en China, con cuotas de migración.  El gobierno decide cuándo acepta la clasificación de “ciudad”, y dónde y cuándo se instalará una nueva, porque implica que los ciudadanos –antes en aldeas remotas-  usarán luz, agua, transporte, y contaminarán.

Tal como la urbanización es planificada y eficiente, también lo es la informática. Toda la información que llega a los computadores chinos pasa por sólo dos “landing points” o servidores (en EEUU hay cientos).  El sistema funciona  bien para los negocios, y los jóvenes urbanos están muy conectados. Pero permite el  control de información. Los particulares no pueden abrir páginas web, sólo las compañías legalmente aceptadas. Palabras como Tíbet, Taiwán, Tiananmen están controladas en Google.

Esto se debe a que los conceptos de integridad territorial y seguridad del Estado pesan y definen las relaciones y actividades. Y es que está fresca en la memoria del pueblo chino su historia moderna, las guerras del opio y la imposición extranjera, las luchas civiles del siglo XX entre los nacionalistas de Chiang Kai Chek (que formaron después Taiwán) y los comunistas de Mao. Los chinos le tienen pavor al desgobierno.

El control central que ejerce el Partido Comunista, como antes lo hacían los emperadores, se basa en una aceptación social de libertad personal limitada, diferente a como la entendemos en Occidente. Pero la gente en las calles de Beijing o Shanghai se ve contenta, comunicativa, y la cortesía prima. En una misma frase mezclan con toda naturalidad comunismo, libre mercado, Mao o propiedad. Y todos esos conceptos los viven efectivamente, a la manera china, práctica, eficiente.

Admirable cultura cívica

Estoy en Nueva York en momentos en que EE.UU. ha elegido Presidente a Barack Obama. La actitud cívica de los norteamericanos me vuelve a impresionar. Han vivido un proceso histórico, porque llega a la presidencia el primer afroamericano y EE.UU. sufre una crisis económica enorme. Sin embargo, la gente sigue tranquila en sus actividades. Es esa madurez política la que le ha dado estabilidad a esta nación por más de dos siglos de elecciones ininterrumpidas.

Mientras vivo este proceso histórico en EE.UU., me entero de que en mi patria ha sido asesinado Diego Schmidt-Hebbel, un joven chileno esforzado y cariñoso, hijo de un querido amigo. En Nueva York, donde camino tranquila por las calles, se aplicó tolerancia cero a la violencia delictiva, y así se recuperó la paz en una ciudad que fue famosa por su inseguridad.

El derrotado candidato republicano, John McCain, expresó un discurso de elevados conceptos. Llamó no sólo a honrar el voto, sino a apoyar a Obama. Realmente va a necesitar ayuda el nuevo Presidente. Recibió un voto transversal, pero sobre todo de las personas más postergadas de la sociedad. No hay nada más complicado en política que generar grandes expectativas frente a un sinfín de problemas de interés masivo como salud y educación, y también más globales, como la guerra en Irak, el colapso financiero y el desarrollo de energías limpias, tema en el que EE.UU. no está liderando como debiera -impacta constatar el derroche energético en Nueva York.

En definitiva, se espera de Obama conducción. Barack Obama ofrece devolver el poder a los ciudadanos. No habla de aumentar el Estado, aunque eventualmente suba impuestos, y con eso sí podría incrementar la injerencia estatal. Pero lo interesante es que conceptualmente no habla de agrandar el Estado. Ofreció un gobierno que no tratará de resolver todos los problemas, sino sólo aquellos que por su naturaleza no puedan ser solucionados por los propios ciudadanos. Es lo que se denomina Estado subsidiario.

Gran parte de la estabilidad de EE.UU. se debe a lo arraigado que está ese concepto en la sociedad. Se inicia ahora el interesante capítulo en que su 44 Presidente es un hombre llamado Barack Hussein Obama. El tiempo irá demostrando si será recordado sólo por haber llegado a la presidencia desde su humilde origen, o por el ejercicio de ella. Los ciudadanos, como dijo McCain, deben honrar el voto. Ahora le toca al nuevo Presidente honrar el cargo.