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A recuperar la esencia de EEUU

La elección presidencial encuentra a EEUU sumido en una de las crisis más complicadas  de su historia. Creo firmemente que no se trata de una crisis sólo financiera, sino de un   síntoma de algo mucho más profundo, relacionado con un deterioro de lo que es (era?) la esencia de esa nación.

Sus laboriosos colonizadores fueron minorías religiosas perseguidas, que a pesar de sus diversos orígenes lograron ya en 1776 su independencia, y sólo 11 años después ratificaron en Filadelfia la misma Constitución que los rige hasta hoy. Siempre he destacado ante mis alumnos universitarios que esa es toda una proeza de estabilidad política, base de su progreso. El ideario democrático y de igualdad de oportunidades de EEUU fue tan adelantado, que tuvo una influencia relevante en los enciclopedistas europeos y en la Revolución Francesa de 1789.

Los principios que  inspiraron el carácter norteamericano y promovieron su desarrollo están plasmados en el famoso “Farewell Adress” (discurso de despedida) de su primer presidente, George Washington, quien aconsejó a sus conciudadanos no involucrarse en guerras inútiles, no endeudar a la nación, y a “ejercer la honradez, una máxima aplicable a los asuntos de los individuos como a los de las naciones”.

No puedo imaginar un contraste más grande entre ese ideario y el actual estado de cosas en EEUU. El presidente Bush faltó a la honradez cuando expuso los motivos para invadir Irak. Tampoco se siguió el consejo de no endeudarse. Desde Greenspan a Paulson, todas las autoridades económicas por años obviaron lo que cualquier estudiante de economía podría observar: que EEUU estaba sobre endeudado, a nivel de personas y de Estado.

El legado de laboriosos campesinos e industriales que valoraban el esfuerzo, la postergación de recompensas y el ahorro, fue abriendo demasiados espacios a la especulación. Sucesivos gobiernos estimularon instrumentos financieros  poco transparentes. Y si bien es cierto que en forma cíclica en el mundo estallan burbujas financieras, eso no exime la perniciosa actitud de Greenspan y de las estatales Freddie y Fanny, ni la incapacidad de Paulson, ni exculpa a ciertos especuladores de Wall Street que tras el daño ocasionado se van ricos para la casa, con todo el mensaje subliminal que eso implica. Cómo se educa en la honradez después de ese espectáculo?

El deterioro de la imagen de EEUU es grande, pero más grave es el menoscabo de su esencia. Porque el abuso y voracidad sin límite de algunos,  está desprestigiando un sistema completo de libertades, que permitió un gran progreso personal y social, y que acogió a millones de inmigrantes.

Por eso veo esta elección como crucial. EEUU necesita un presidente que se transforme en un líder capaz unir a la nación para terminar con la especulación y el endeudamiento irresponsable, y retomar la tradición de esfuerzo, ahorro y honradez que le legaron sus antepasados.

La Argentina de los Kirchner baja otro peldaño

El gobierno de los Kirchner lo hizo de nuevo. Cuando ya se pensaba que el matrimonio gobernante había agotado todos los anacronismos económicos posibles, como financiar su enorme  gasto público con  impuestos a las exportaciones, encubrir la alta inflación con cifras irreales, y mantener precios populistas de servicios públicos, ahora anuncia la guinda de la torta: la nacionalización del sistema privado de pensiones.

No hay nada que afecte más al Estado de Derecho que la falta de respeto a la propiedad privada. Los fondos de pensiones pertenecen a los aportantes, no al gobierno de turno. Estatizar los dineros que los trabajadores han ahorrado para tener una vejez digna es grave e irrespetuoso, más aún si se hace para compensar con esas jubilaciones el elevado gasto público del kirchnerismo.

La medida, además de agravar el descrédito de ese gobierno ante las instituciones internacionales, contribuye a crear desconfianza en nuestra región en medio de una grave crisis financiera.

Con el anuncio, la  Bolsa de Buenos Aires cayó estrepitosamente. La lectura de los mercados es que la nacionalización es una forma de sencillamente apropiarse de los activos de las Administradoras de Fondos de Jubilación y Pensión (AFJP). Nadie cree la explicación oficial de evitar que los fondos se descapitalicen. La sospecha es que el gobierno de los Kirchner no tiene dinero para pagar los vencimientos de la deuda y sus compromisos internacionales, y que los fondos de los 10 millones de afiliados podrían destinarse a ese propósito.

El gobierno argentino no tiene la seriedad ni  la confianza de la gente para poder argumentar que cuidará bien esos fondos. Y no es culpa de los jubilados que los Kirchner  no hayan ahorrado durante las vacas gordas,  para compensar ahora la bajada de precios de las exportaciones. Los Kirchner no sólo no ahorraron: le impusieron nuevas “retenciones” a las exportaciones para cubrir con ese dinero sus ineficiencias estatales. Ahora pretenden usar los 30.000 millones de dólares de los jubilados sin consultar a los propios afectados, ni al parlamento, ni a nadie. Simplemente arriesgan las reservas de quienes ya no tendrán oportunidad de rehacer sus vidas y de ahorrar en otra forma.

Los Kirchner, fiel a su estilo,  sólo están cambiando el origen de los recursos a que echan mano: de las “retenciones” -ya no tan cuantiosas por los menores precios de exportación- se pasan a las jubilaciones. Y así como la reciente prosperidad del mundo benefició a marido y mujer y les permitió un tercer gobierno populista con precios artificiales, ahora van a culpar a la crisis mundial por sus desaciertos económicos y sus gastos irresponsables.

Las luchas intestinas del capitalismo

La crisis financiera ha producido una lluvia de críticas al sistema de libre mercado. Y EEUU está contribuyendo al descrédito al convertirse en una potencia que exporta sus miedos, que está muy endeudada, y que parece haber perdido el concepto de esfuerzo y sacrificio, mientras China incorpora la economía de mercado con ahorro y crecimiento. Pero hay que considerar que no ha sido tanto la sociedad civil la que ha fallado en EEUU – sigue siendo eficiente y la más innovadora-  sino que la distorsión la ha provocado principalmente el  Estado,  con las malas políticas de Clinton, Bush y Greenspan, entre otros.

Debido a la crisis, en EEUU y también en Europa ha resucitado una enconada discusión entre dos corrientes de economía liberal que marcó gran parte del siglo XX: los keynesianos y los seguidores de Friedrich Von Hayek.  No se discute aplicar un estatismo de corte socialista, sino sobre tipos de economía liberal y grados de participación estatal. El inglés John Maynard Keynes era partidario de la intervención del Estado para mitigar períodos de crisis cíclicas y recesiones. Keynes es un referente de la macroeconomía, sobre todo con su obra “Tratado sobre el Dinero”. Participó en la creación del sistema de Bretton Woods, e incluso propuso un banco central mundial, idea que por suerte no prosperó. Sus detractores dicen que los economistas Keynesianos no prestan suficiente atención a la estanflación y otros asuntos inflacionarios.

Su eterno oponente fue el Premio Nobel Friedrich von Hayek, el otro protagonista de las batallas intelectuales entre Cambridge con Keynes, y el London School of Economics  donde enseñaba von Hayek. Considerado uno de los padres del liberalismo económico moderno, los libros y artículos de von Hayek además de economía tratan sobre filosofía política y antropología. Fue alumno del mítico Ludwin von Mises, y ambos son claves para explicar las fallas de los sistemas de economía planificada.

El estatismo es incompatible con la libertad individual, argumentaba Von Hayek.  En “Los fundamentos de la libertad”,  explicó que los precios de mercado son los transmisores de cantidad de informaciones dispersas sobre las personas y la sociedad, y sirven para sincronizar muchos conocimientos;  por lo tanto,  manipular el mercado lleva a un problema de falla de información que lo altera todo.Von Hayek explicó el origen de los ciclos económicos a partir del crédito concedido por el banco central y los tipos de interés artificialmente bajos, lo que conduce –decía – a que se invierta en proyectos muy arriesgados; surge una mala coordinación entre producción y consumo que primero produce una gran expansión, pero después recesión, hasta que vuelve a ajustarse la economía. (Cualquier comparación con la crisis actual no es mera coincidencia…) Siempre he pensado que Deng Hsiaoping, quien introdujo la apertura económica en China, debe haber leído en secreto, cuando Mao no lo estaba observando,  al Premio Nobel Friedrich Von Hayek.

Washington y Wall Street: el problema fue la actitud

Los líderes fallaron. En EEUU se dio una fatal  suma de malos conductores. El presidente  Bush  gastó como país en guerra (artificial) en Irak y además  condujo mal las políticas económicas; y el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, estimuló una política irresponsablemente expansiva. Las personas fueron inducidas a endeudarse, desde el gobierno y la Reserva Federal. Y se alteró el mercado hipotecario y la economía en general.

EEUU vive una peligrosa falta de líderes, no hay una conducción respetada. Bush es un presidente fallido que tres de cuatro norteamericanos desaprueba. McCain no logró siquiera entusiasmar a los propios republicanos, que en alto porcentaje rechazaron en el Congreso el paquete de medidas de salvataje que él apoyó. Y Obama ha sido un avestruz, no ha marcado futuro, no ha demostrado liderazgo de peso en un momento crucial.

El aparato estatal estadounidense creó incentivos perversos. En una economía de libre mercado, el principal rol del Estado para favorecer la libre competencia es regular poco y bien, para evitar distorsiones, monopolios, abusos, falta de transparencia. Todo esto no ocurrió en EEUU por mucho tiempo. Y en esta columna dijimos varias veces lo peligrosamente endeudado que estaba EEUU y cómo China indirectamente le prestaba dinero comprando bonos.

La distorsión partió desde el Estado, con el presidente Bill Clinton que presionó para la entrega de populares créditos de alto riesgo, continuó con la administración Bush que siguió forzando la demanda y se distrajo en Irak, y el gran director de desaciertos fue Alan Greenspan; alteró todo al impulsar la excesiva liquidez;  promovió y hasta premió un mal comportamiento de los norteamericanos, que estaban siendo seducidos hasta el extremo a endeudarse.

Se otorgaban préstamos irrisorios de instituciones garantizadas por el propio Estado como Fanny Mae y Freddie Mac, que entregaron recursos por más de ¡50 veces su patrimonio!

Se sumó la mala conducta del sector privado: no el de la economía real, sino el de Wall Street. El managment no actuó en interés de los accionistas –base del sistema- sino que con el criterio de que las ganancias eran para los banqueros, y las pérdidas para los pequeños. Todos los distorsionadores se fueron con suculentas indemnizaciones.

Por eso hay una sensación de fastidio tan grande en EEUU. La gente percibe cómo le alteraron el sistema.

La buena noticia es, paradojalmente, esa desconfianza: es mala para la coyuntura económica, pero habla bien de los norteamericanos. Están furiosos con Bush, Greenspan, Wall Street. Los que trabajan, los que se arremangan y los que innovan y han creado los avances tecnológicos que impulsan al mundo, están reaccionando. EEUU nació como nación declarando la responsabilidad personal y la mínima ingerencia del Estado, el cual debía generar el marco para el desarrollo individual. Si no recupera esa actitud, y se blinda de autoridades como Greenspan, EEUU  habrá perdido su esencia.

La Sociedad de los Sueños…y de la Cola Larga

Mientras discutimos sobre la crisis de Wall Street, un mundo nuevo está ocupando lentamente el horizonte económico. Internet está creando comunidades de intereses, tribus con sentido. Es la tendencia hacia un mundo horizontal, ya no vertical dominado por los Estados,  y en él las extrañas maniobras de Wall Street o los proteccionismos de los gobiernos sonarán absurdos. Creer que el mundo es manejable sólo según las antiguas leyes económicas es no entender que están surgiendo otras lógicas.

Chris Anderson, uno de los autores más citados en estas nuevas tendencias, en sus libros Free (Gratis) y The Long Tail (La cola larga) explica cómo la tecnología nos hace pasar de mercados de masas a mercados de nichos. Dice que en Internet  es más rentable vender menos cantidad de muchos productos diversos, que mucha cantidad de pocos productos genéricos. Pasamos así de una cultura de la uniformidad a una cultura de la diversidad.

La tecnología permite costos marginales casi nulos, y avanzan los negocios bajo el concepto de lo Gratis.

En los tradicionales medios de comunicación como la TV, se entregan productos genéricos para llegar a un público masivo, porque en el siglo XX la capacidad de distribución era muy limitada. Existía un número finito de canales, radios o diarios  y había que ganar la atención de mucha gente a la vez. Era la sociedad de masas.

Hoy  la emisión no es un problema, son infinitos los canales de Internet. Y eso cambió el concepto de la distribución. En la nueva economía se trata de atender una multitud de micro-mercados con  necesidades particulares y concretas, ya no genéricas.

De un  perfume se regala un 0,1% del producto para vender el 99,9% restante. En Internet ocurre lo opuesto: se entrega gratis un 99.9% del producto, para cobrar el  0,1%., a una masa mucho mayor. Si los Rolling Stones suben  gratis una canción a Internet, la oyen cientos de millones. Basta que un mínimo porcentaje se interese en comprarla o en sus conciertos y productos asociados, para que sea mucho más rentable que si hubieran cobrado a menos personas dispuestas a pagar.

Es lo que pasa con Wikipedia, o los blogs, que llegan a millones. El negocio es la Atención – captar a las personas para que hagan click en el mensaje- y la Reputación-  la valoración de ese mensaje-. Los inventores de Google entregaron información gratis al usuario, consiguieron atención y reputación, y tuvieron éxito rotundo. En la nueva economía de Internet, la información genérica es gratis. Pero el segundo “click”, que implica buscar la información más específica, hecha a medida, única, es muy valioso y rentable. Es  la “larga cola” de nichos.

Los nórdicos la llevan en este nuevo concepto de economía.  Rolf  Jensen, quien dirigió el Instituto de Estudios Futuros de Copenhague, escribió The Dream Society (“La sociedad de los sueños”).  Dice que hace 25 años vivimos en la llamada era de la información, pero el próximo desarrollo es la era de los sueños, un equilibrio entre lo racional y lo emocional.

“No tenemos defensas contra una historia bien contada, porque va directa al corazón”, nos dice. Las personas no tomarán sus decisiones sólo por los beneficios intrínsecos de los productos y servicios, sino cada vez más por un  valor agregado  que satisfaga sus necesidades emocionales de aventura, amor, amistad, cuidado, identidad, tranquilidad, fe o creencias.

Jensen cree que la materialización de los sueños es el móvil del desarrollo humano. En la actual era de la información de Bill Gates, Jeff Bezos o Steve Jobs,  valoramos los datos. En la sociedad de los sueños, los triunfadores serán quienes logren que los datos apelen a las emociones, a través de las historias con que revistan sus productos y servicios.

Todo esto, por supuesto, no reemplaza nuestra necesidad de plantar trigo para comer pan. Pero sí es una tendencia, y se basa en la percepción de que incluso un simple pan, asociado a una idea de salud o agricultura sustentable, es más apreciado que el que está en el canasto del lado.

Lo que nos enseñan Anderson y Jensen, es que hay un nuevo Zeitgeist o espíritu de los tiempos: mientras más masivamente estamos comunicados, más individualmente queremos ser tratados.

       

 

La Crisis Estadounidense

No se entiende que mientras China e India están creciendo como nunca antes, Estados Unidos esté viviendo tamaña crisis financiera. Las autoridades estadounidenses aceptaron hasta más allá de lo razonable que el sistema financiero de ese país estuviera distorsionado por los especuladores y que las reglas del fair play y la transparencia mínima fueran alteradas hasta ese punto.

El economista chileno en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), Ricardo Caballero, dice que Washington no envió una señal clara para “evitar ataques especulativos de los short sellers, inversionistas que venden acciones que no tienen y que luego ganan cuando cae el precio de ellas, que se pasean por Wall Street buscando a su próxima víctima”, los que ganan mientras pierden los millones de trabajadores y jubilados con cuyo esfuerzo los especuladores se hacen sus pasadas.

Hace casi tres años escribí en esta misma columna (“Proyecciones”, 27-12-2005) que mientras el factor chino había disparado los precios de las materias primas, era probable que en el futuro próximo quedara clara la creciente inestabilidad financiera de Estados Unidos.

China con sus ventas masivas acumula divisas, porque su economía no es orientada al consumo sino a consolidar sus cambios internos a través del ahorro; y presta dinero indirectamente a EE.UU. a través de la compra de bonos y otras inversiones.

Dicho de otro modo, Beijing necesita que los norteamericanos consuman para mantener el crecimiento de su propia economía; así, los habitantes de China, que ganan unas 40 veces menos que un estadounidense promedio, están subsidiando a EE.UU., con imprevisibles consecuencias.

Y preguntaba en esa columna del 2005, ¿cuánto tiempo puede Washington aumentar su deuda y su enorme déficit, disimulado entre otros factores por el consumo chino? Bueno, al menos hoy la debacle financiera se sinceró, y sólo falta saber cuánto afectará a la “economía real”, que es el eufemismo que usan los economistas para referirse a los que verdaderamente trabajan y producen, a los que con su esfuerzo sostienen a los especuladores financieros que sentados en sus torres de marfil le ponen precios ficticios al trabajo de los demás, los de la “economía real”, nombre que ratifica que la otra es irreal.

Alexis de Tocqueville (1805-1859), quien escribió “La democracia en América”, un referente en la historia de EE.UU., hablaba de la base moral de ese pueblo, sobre la cual se construyó su democracia, basada en la igualdad de condiciones por la libertad. Me pregunto si eso se cumple hoy en día, si el sistema le garantiza al pequeño y honrado contribuyente las mismas condiciones que al especulador de Wall Street. Si es justo que discrecionalmente el sistema rescate a los “grandes”, y deje a los chicos a su suerte.

En Busqueda de Respuestas Esenciales

Los seres humanos vivimos en torno a un misterio fundamental: el origen del universo, y tratar de comprenderlo ha sido un objetivo perseguido por todas las culturas a través de los tiempos. Esta semana la comunidad científica inició un experimento que, según los físicos, permitirá  hallazgos que cambiarán nuestra visión del mundo. Lo notable es que se hayan unido unos 5 mil científicos de múltiples nacionalidades y disciplinas en este colosal esfuerzo, que continúa el viaje que se inició con Newton y su descripción de la gravedad.

Hasta ahora, la ciencia ha sido incapaz de encontrar el mecanismo que explica la generación de la masa. Por eso tantos físicos e ingenieros trabajan en el Gran Colisionador de Hadrones,  el acelerador de partículas más potente del mundo y uno de los mayores proyectos científico de la historia. En el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN), se creó un túnel subterráneo de 27 kilómetros en el cual se hará colisionar protones a la velocidad de la luz para recrear las condiciones que dieron lugar al llamado  ‘Big Bang’, la más aceptada teoría sobre el origen del universo. El Big Bang se refiere a una explosión inicial hace 13.700 millones de años, y si bien no entrega todas las respuestas ni explica lo que había antes, es una teoría sin debilidades aparentes y aceptada por la gran mayoría de la comunidad científica. Es considerado  el paradigma fundamental de la cosmología contemporánea.

El objetivo del Gran Colisionador es recrear en un lapso relámpago la “sopa” primordial que formó la materia durante los primeros microsegundos del universo, antes de la creación de protones.

Culminan así casi dos décadas de trabajo, y  se abre la posibilidad de descifrar cómo se creó la materia y de detectar al denominado ‘bosón de Higgs’, también conocido como ‘partícula de Dios’ porque sería capaz de dotar de masa a otras partículas. Hasta ahora sólo ha sido deducido.Los resultados son inciertos y se conocerán recién dentro de un año.

Pero lo que quisiera destacar en esta columna es el hito científico que significa el que en un solo proyecto se unieran Alemania, Francia, Gran Bretaña, Suiza  y otros 8 países europeos,  Estados Unidos, India, Rusia y Japón; que inviertieran 8 mil millones de dólares y que anunciaran que distribuirán la información obtenida en bruto a más de 200 instituciones y universidades  del mundo para ser  analizada. Hace 2.500 años en las islas griegas Demócrito intuyó que los átomos son la estructura básica de la materia. Desde entonces, nunca como en este proyecto del CERN, se habían reunido tantos cerebros atendiendo simultáneamente las preguntas esenciales. Un esfuerzo que debiera ser inspirador para la búsqueda de soluciones a otros problemas que afectan a la humanidad.

SARAH PALIN – La candidata con muchos hijos

Está será mi columna más femenina. Suelo redactar desde la cabeza, sobre el crecimiento de China o los problemas de Rusia, pero esta vez me daré el gusto de escribir  desde el corazón. Porque ver a la candidata a Vicepresidenta de EEUU,  Sarah Palin, en el escenario con sus cinco hijos incluído su niño con síndrome de Down, me hizo sentir que más allá de las palabras ahí estaba la vida misma, la familia formal y la hija soltera embarazada, todos unidos por el cariño.

No sé si Sarah Palin será idónea para el cargo y espero que lo sea, porque EEUU enfrenta un momento económico difícil y necesita conductores con capacidad que ayuden a revertir la incertidumbre mundial. Pero si bien las crisis económicas son de alto impacto,  hay otro tema  aún más importante que en forma silenciosa avanzó hasta transformarse en prioridad. Se trata del absurdo de que el progreso económico está asociado a una baja de la natalidad tan severa, que por ejemplo Europa se está deseuropeizando, pues su población están siendo reemplazadas por inmigrantes debido a sus escuálidad tasas de natalidad. Los países con más bajo índice de nacimientos son curiosamente los católicos España e Italia, aún mucho más reacios a tener hijos que Inglaterra, Alemania y los países nórdicos.

Pero lo que me preocupa aún más es que Chile, “fértil” provincia y señalada como decía el poeta-soldado, tenga una tasa de natalidad de país desarrollado ¡sin serlo! Desde  el año 2003,  el índice de fertilidad de las mujeres está por debajo de la cifra de reemplazo. Se requiere una tasa de 2.1 niños por mujer para sólo mantener la población, y en Chile es de 1.9, la misma que en Francia, y en el área Metropolitana es de 1.7. Los grupos que registran cifras positivas de natalidad son las mujeres solteras menores de 20 años y los más pobres de nuestra sociedad.

Tengo 5 hijos y constaté con preocupación que las Isapres me cobraron más por cubrir las “cargas” mujeres; es decir por mis 4 hijas tuve que pagar más que por mi hijo, porque –me explicaron- ellas se podrían embarazar…como si ese no fuera un tema de la sociedad, de hombres y mujeres. ¡En Chile hay una especie de impuesto al útero!

Ya es hora que analicemos qué sociedad estamos construyendo si invertimos más en el Transantiago que en ayudar a las mujeres que trabajan y tienen niños.

Todo esto pensaba mientras miraba a Sarah Palin con sus cinco hijos aceptando ser candidata a vicepresidenta del país más influyente del mundo. Mi hemisferio izquierdo me dice que hay que revisar sus antecedentes profesionales, el derecho me susurra que es bueno que una mujer-madre-dueña-de-casa-profesional esté ahí. Su capacidad para dirigir es aún una incógnita, como lo es la de Obama y la de McCain, y no soy partidaria de la discriminación positiva para las mujeres. Pero me encanta que su maternidad no sea un obstáculo para que tenga la oportunidad de ayudar a forjar la sociedad en que crecerán los niños.

 

Obama y la Sociedad de las Oportunidades

Aunque Barack Obama es percibido como el representante del cambio por su color de piel, es en realidad el más convencido defensor del sistema norteamericano, el cual le permitió a él llegar a las más prestigiosas universidades y al Senado. Su mensaje y objetivo es tratar que muchos más puedan prosperar dentro de ese sistema.

Aunque Obama no ganara la presidencia de EE.UU., ya ha obtenido un logro enorme: superar el prejuicio de que un afroamericano no puede transformarse en figura nacional con serias posibilidades de dirigir el país. Y lo más destacable es que a pesar de provenir de los sectores menos afortunados de la sociedad, su ascenso político se debe a la legitimación que hace Obama del sistema estadounidense.

Mientras en Latinoamérica en cada elección se suelen poner en duda las instituciones, porque gran parte de la sociedad no se siente beneficiada por ellas, es interesante observar que Obama, lejos de llamar a cambiar las cosas de raíz, propone profundizar el propio sistema para que efectivamente incluya a todos. Ese aspecto, la confianza en las instituciones de EE.UU., es lo que hace la diferencia entre Obama y otras figuras afroamericanas que han intentado aflorar. él captó que salvo pequeñas minorías, en el gran público esas instituciones están muy arraigadas. Estados Unidos no ha tenido intentos por destruir su democracia ininterrumpida por más de 200 años, y Obama es una demostración de que se ganan más votos sumándose a ella que proponiendo atacarla.

En muchos aspectos Barack Obama es aún una incógnita. No está clara su línea económica, y para Chile tal vez no sea el candidato ideal porque tiende a oír a los sectores que propugnan protecciones y restricciones al comercio.

Pero como fenómeno político es notable, porque en vez de ser el clásico revolucionario que llama a cambiarlo todo, él hace la diferencia invitando a profundizar y ampliar los beneficios de la ya existente democracia y sociedad de oportunidades.

Su especial personalidad y su historia le han permitido ser muy franco; les dice a los afroamericanos y a las demás minorías que el sistema norteamericano constituye, con todos sus defectos, una sociedad de oportunidades. Aunque hace una dura crítica al gobierno actual, sus discursos transmiten optimismo y llama a “mantener la promesa americana viva”.

Por su parte el candidato republicano John McCain, ácido crítico del gobierno del presidente Bush, logra con eso conquistar votos independientes que lo sitúan bastante al centro del espectro político. Obama y McCain son elementos moderadores dentro de sus respectivos partidos. EE.UU. llega así a esta elección con dos candidatos a presidente y dos a vicepresidente que abarcan gran parte de las sensibilidades políticas de esa nación, demostrando la estabilidad del sistema a pesar de su diversidad.

La Crisis Estadounidense II

 

Hay muchas teorías de por qué la economía tiene ciclos y no crece de manera continua. Los altibajos periódicos se vienen dando desde épocas bíblicas, y el sueño del faraón, de las vacas gordas y flacas, es un anuncio de los  ciclos económicos.

Igual resulta sorprendente que quienes se suponían expertos como Alan Greenspan ni siquiera atisbara lo que se venía, o al menos no lo previera mientras estaba a cargo de la Reserva Federal. Si bien las crisis son siempre algo diferentes de la anterior, en esencia el mecanismo es el mismo. Pero muchos especialistas son tan concentrados en la economía que no se interesan en la historia, ni siquiera en la reciente, por eso creen -y a algunos les interesa que nosotros creamos- en la ilusión de que por fin se ha logrado el crecimiento continuo. Los desequilibrios de la economía norteamericana que ahora todos critican, eran subestimados hace sólo unas semanas.

EEUU hace tiempo viene dependiendo de los préstamos extranjeros. Su  déficit en cuenta corriente ha seguido expandiéndose y el 50 por ciento de la deuda federal se encuentra en manos externas. China es su principal acreedor. El más elemental sentido común debería haber hecho prender luces rojas.

La diferencia con crisis anteriores no es de grado sino de naturaleza. Hoy el mercado es global y las soberanías nacionales son limitadas, incluso para EEUU. Es un hecho que el terremoto financiero es planetario y que la recuperación será complicada,  por la incertidumbre a nivel internacional sobre los precios de productos tan importantes como los alimentos y el petróleo. Además, una década de bajas tasas de interés estimuló  inversiones en áreas cuya viabilidad ahora está en duda. Costará largo tiempo reconstruir un sistema internacional de crédito creíble.

A los factores económicos negativos se agrega la complicada imagen política de EEUU, por la forma arrogante en que el presidente Bush y sus colaboradores han actuado en el exterior. Geenspan y Bush tienen mucha responsabilidad en el descrédito que está sufriendo el sistema de libre mercado que, aún con los defectos que estamos observando cuando se distorsiona, sigue siendo el modelo que permite crecimiento.

Eso no quiere decir que el capitalismo sea, por definición, benévolo o solidario. Y que como toda obra humana no tenga defectos. Pero parece ser superior a otros sistemas, y en él se han inspirado las reformas de China y Rusia tras el colapso de la ex URSS.

Adam Smith en La Riqueza de las Naciones planteó que las leyes del mercado y el trabajo compartido deben conducir hacia un fin último que es “el fin social”, no hacia la especulación y la concentración del capital. Parece que Alan Greenspan y muchos en Wall Street nunca lo leyeron…