Category Archives: Publicaciones

CHINA: Una Historia implacable

En la nueva China, su cultura y su historia son determinantes. De otro modo sería incomprensible que un férreo Partido Comunista esté dirigiendo una apertura económica liberal. Las reformas que están convirtiendo a China en una potencia comercial y tecnológica, tienen también un aspecto nacionalista. Observar sólo el lado económico sería reduccionista.  China está embarcada en un proceso civilizatorio.

Los dirigentes chinos aceptaron que el maoísmo fracasó, y que para recuperarse tenían que integrarse a la sociedad del conocimiento. Deng Xiaoping inició el proceso, pero dejó claro que la disidencia podía crear un caos social que Beijing no puede arriesgar. En  1989 se ordenó la matanza de Tiananmen, hoy se reprime en el Tíbet, y con firmeza se recuerda que se considera a Taiwán parte de su territorio.

El PC chino no olvida que en el pasado las fuerzas que desafiaron a los mandarines alteraron la estabilidad a la que aspiraba el “reino del medio”, como se consideraba la China imperial respecto a sus vecinos (los mandarines eran funcionarios que representaban al gobierno en las provincias del imperio). En la milenaria China, las dinastías empezaron a decaer cuando los gobiernos locales se volvieron débiles. Nos guste o no, el control  es un aspecto esencial en la singularidad de su actual proceso. Así se puede entender -no justificar- el tipo de nacionalismo chino subyacente en su actuar en el Tibet, además de la importancia geopolítica de ese territorio respecto a la India.

No hay que hacerse ilusiones respecto a un posible modelo democrático al estilo occidental. China es una civilización aparte. Tuvo siempre dinastías y hoy está la dinastía del Partido Comunista. Se pretende evitar un ciclo de decadencia que se inició cuando en el siglo XVIII el emperador Qianlong, también conquistador del Tíbet,  se negó a abrir su comercio con Occidente, el que le fue entonces impuesto por la Inglaterra de Jorge III. Beijing recuerda ese siglo XVIII como el inicio de su decadencia. En esa línea está la decisión de terminar con el atraso impuesto por la autarquía de Mao.

Beijing vive una gigantesca transformación histórica, en la cual preservar su integridad territorial es fundamental. No quiere repetir la experiencia de la ex URSS, que se deintegró. Por eso su dura represión en el Tibet, su obsesión por Taiwán, y su sofisticado rearme militar. China tiene una cara amable que es su atractivo comercio, pero también un trauma que la hace implacable: no quiere gobiernos débiles ni territorios que desafíen a la autoridad central. Incorporar estos datos ayuda a entender qué podemos esperar de su comportamiento en el sistema internacional.

Todos podríamos ser Ingrid Betancourt

Mientras Ingrid Betancourt y hasta último de los rehenes de las FARC no sean liberados,  las declaraciones y recurrentes discursos sobre la hermandad de los pueblos caerán en el vacío.  La violencia y los secuestros no se pueden aceptar: son abuso, son dolor, son muerte. Y los miembros de las FARC deberían ser catalogados por todos los presidentes latinoamericanos como lo que son: terroristas.

En la medida que los Castro y Hugo Chávez simpaticen con las FARC y otros extremistas de esa naturaleza en la región, todos somos potenciales víctimas. Todos podríamos ser Ingrid Betancourt.

Hay ciertos fundamentos éticos, ciertos principios incuestionables sin los cuales no se puede dar una convivencia en sociedad: las personas tienen derechos  anteriores al Estado, el fin no justifica los medios, no se debe hacer a otros lo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros mismos,

Si no se aceptan esas certezas, no se pueden construir instituciones sociales y se entra en la anarquía y  la violencia.

Los presidentes de América Latina, después de un impactante espectáculo de recriminaciones e insultos, se dieron abrazos y apretones de mano. Es cierto que fue superada una crisis entre Colombia y Ecuador, que complicó a la región cuando tropas colombianas cruzaron la frontera ecuatoriana en su lucha contra los terroristas de las FARC. Pero las causas del problema subsisten. Las FARC siguen ahí, traspasando  fronteras impunemente. Esa lucrativa y destructiva organización no habría durado tanto tiempo si no contara con el apoyo directo o indirecto de personeros, policías y burócratas corruptos de más de un gobierno de la región.

Las FARC son un movimiento extremista que existe hace 40 años en Colombia, que mata y secuestra personas, que tiene las más sofisticadas armas y enormes recursos por el narcotráfico, que aterroriza a los campesinos obligándolos a colaborar, y que cruza fronteras involucrando a países vecinos. Los documentos incautados aumentan las sospechas de que podrían tener apoyo del gobierno de Hugo Chávez.

Ingrid Betancourt es el símbolo del sufrimiento que produce un movimiento terrorista así. Pasan los años, cambian los presidentes, se suceden las reuniones y los cócteles de los  enviados a discutir el problema, y ella sigue ahí, en la selva, secuestrada, vejada, abandonada.

ELECCIONES EEUU – Un largo proceso para limitar el poder

  La Constitución de EEUU es un librito delgado que contiene apenas 7 artículos y 27 enmiendas o agregados. Es aparentemente simple y está redactada en forma tan fácil y lógica, que cualquier persona con mínima instrucción la puede entender. Su primera frase ya indica su objetivo:  “We the people…”, “Nosotros el Pueblo, para formar una más perfecta Unión…” etc.

Sin embargo, tras simples palabras se esconden conceptos tan sabios y completos, que la Constitución redactada en 1787, sólo once años después de la independencia de EEUU, no ha sido nunca modificada y rige hasta hoy a esa enorme democracia.

Mientras Fidel Castro anunció su retiro tras medio siglo en el poder, en EEUU se realizan  primarias que tras largos debates en todo el país, recién definirán los candidatos para una presidencia que durará 4 años. En Cuba, un mero trámite para asegurar el poder de unos  pocos. En EEUU, un largo proceso para reflejar el consentimiento de los gobernados.

El objetivo de la Constitución de EEUU es un sistema político de libertades y equilibrios de poder, para  lograr un gobierno lo suficientemente fuerte para garantizar  los derechos de los gobernados ante  posibles opresiones internas o externas, y que al mismo tiempo no concentre tanto poder como para transformarse él mismo en opresivo. Desde su ratificación por una Asamblea Constituyente en la ciudad de Filadelfia en 1787, generó un sistema político cuya esencia es su carácter subsidiario y representativo.

Es lo más moderno de los tiempos modernos, porque hace más de 200 años captó el espíritu que venía y se adelantó a su época. Hoy en día la política y la economía, hasta en China, intenta interpretar a la gente para crear sistemas más representativos y subsidiarios. Generalmente son deficientes, porque confunden el fin con el medio. El fin es siempre el bien común, la democracia es un medio para generar autoridades que lo promuevan. En muchos países la democracia es sólo el rito de votar, como suele ser el caso de las repúblicas latinoamericanas.

Mientras en política exterior EEUU comete muchos errores –Irak es el más reciente- en política interior sigue dando un espectáculo notable de civismo. Pero enfrenta un gran desafío, propio de las sociedades de masas: cómo evitar la actual tendencia mundial a promover candidatos atractivos para los medios de comunicación, por sobre pensadores profundos. Un futuro presidente de EEUU debe ser capaz de ofrecer las ideas y soluciones elevadas que se esperan de una potencia con semejante capacidad de influir en el escenario mundial.

El debate político no ha estado a la altura

En la carrera a la Casa Blanca uno esperaría planeamientos más visionarios.

Vivimos una nueva elección en EEUU. Y digo vivimos, porque los resultados y tendencias que se manifiestan en ese proceso tienen una enorme influencia en la política mundial y nos afectan a todos.

La tendencia dominante en las primarias del partido demócrata ha sido el rol de la identidad, porque Hillary Clinton y Barak Obama representan mucho más que una candidatura: son emblemas. Ella podría ser la primera mujer presidenta y él el primer mandatario negro. Ella es percibida como la culminación del movimiento feminista y él como el representante de los derechos civiles, temas emblemáticos en EEUU durante el siglo XX.

Sin embargo, hay algo que no estaba en el horizonte de esos movimientos: la forma como se están enfrentando mutuamente para obtener la nominación. Las duras descalificaciones entre Barak Obama y Hillary Clinton –que fueron disimuladas en el último debate con sonrisas y humor- se deben a que ya no tienen un rival común, como eran considerados los WASP (White-Anglo Saxons-Protestant),  es decir los blancos anglosajones cristianos protestantes que han dominado la elit intelectual y económica en EEUU.

Hoy los dos candidatos demócratas no se enfrentan a ese grupo dominante que  ya no cuestiona lo que ellos representan, sino que compiten entre sí. Es un choque muy fuerte  en el que cada uno cree tener mejor representatividad moral para el cargo. Ambos parecen olvidar que  no se trata de una elección sobre minorías, razas, géneros, sino de un individuo que deberá presidir una nación heterogénea con gran influencia en un mundo globalizado.

El tema de las oportunidades fue siempre importante en esa nación que surgió con la llegada de minorías religiosas perseguidas en Europa. Por eso para los laboriosos colonizadores las ideas libertarias fueron constitutivas de su proyecto nacional. Con el tiempo sin embargo, esas minorías originales europeas conformaron el establishment  frente al cual los negros y las posteriores minorías tenían que abrirse paso a través de los movimientos de derechos civiles.

Pero eso ya se logró en el siglo XX. Uno esperaría hoy del debate en la principal democracia del mundo un planteamiento más moderno y visionario. La juventud de EEUU está perdiendo la oportunidad de saber de sus líderes cómo mantener la confianza en el “american way of life”,  cómo hará EEUU para superar su déficit económico, cómo recuperará competitividad, cómo mantendrá su liderazgo en el siglo XXI y cómo transmitirá al mundo una renovada confianza en esa potencia rectora, que tan alterada tiene a la economía mundial con sus erráticas señales.

 

 

Las consecuencias negativas de la demanda peruana

Que Perú decidiera desconocer la frontera marítima ya establecida con Chile por históricos acuerdos y tratados, es un asunto que debe preocupar a toda la comunidad latinoamericana. Si Lima lograra su objetivo ante La Haya, implicaría que sencillamente no hay seguridad jurídica y que todo acuerdo está sujeto a revisión aunque esté firmado y aplicado por décadas. Sería abrir una caja de Pandora en la región.

El Derecho Internacional o Derecho de Gentes surgió como una necesidad para regular las vinculaciones entre Estados soberanos e impedir que todo se resuelva por la fuerza. Las fuentes del Derecho internacional son la Costumbre y los Tratados, que establecen derechos y obligaciones jurídicas entre las partes. Esta codificación de normas de conducta entre naciones fue un proceso lento para lograr una forma civilizada de mantener la paz, pero desgraciadamente carece de una maquinaria de coacción, y eso hace prevalecer la idea en gobiernos inmaduros de que se puede infringir. Un gobierno que no cumple acuerdos firmados en la práctica “sólo” sufre desprestigio y desconfianza.

No es menor que un límite tan claramente reconocido en tratados tripartitos entre Chile, Perú y Ecuador sea ignorado, máxime si esos acuerdos (la Declaración de Santiago de 1952 y el Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de 1954)  dieron forma a todo el sistema del pacífico Sur y sus efectos interesan a Chile, Perú, Ecuador, Colombia y Panamá.

Es por lo demás poco coherente que el gobierno peruano argumente que sí reconoce esos tratados respecto a Ecuador pero no con Chile, si incluso Perú firmó acuerdos complementarios con Chile en 1954, 1968 y 1968 donde se establecen zonas de tolerancia pesquera y faros para demarcar la frontera oceánica. Si Lima así procedió en el pasado, no puede ahora desconocer su propio actuar. No hay sistema internacional que resista una conducta tan errática e inconsecuente.

Perú dice ahora que el artículo 4º de la Declaración de Santiago le permite hacer una diferencia con Ecuador, pues hay islas que proyectan sus 200 millas y para repartir esas aguas se estableció el paralelo como límite marítimo; pero con Chile, Perú no acepta la validez del paralelo respectivo que durante más de 50 años ha sido la división reconocida por ambos países y por  toda la comunidad internacional. Tan razonable es la postura de Chile, que la Cancillería ecuatoriana, al enterarse de la demanda peruana en La Haya, se pronunció diciendo que “no pierde de vista que el proceso judicial pudiera tener implicaciones para el Ecuador” debido a que significa la reinterpretación de los acuerdos firmados por los tres países.

Si Perú lograra sus nuevos objetivos o parte de ellos a costa de la seguridad jurídica que debería existir, habrá que desempolvar los libros que explican que las relaciones internacionales son una lucha por el poder. Y habrá que aceptar que los ideales de una buena convivencia vecinal están supeditados a las jerarquías que establece ese poder, sea en su versión geopolítica, económica o diplomática. Que valores básicos como la buena fe, el derecho, la cooperación y el respeto no se dan con nuestro vecino; que prevalece la Realpolitik, o el arte de agrupar los diferentes elementos del poder y la influencia, para lograr objetivos en el ámbito internacional.

 

                                                                      

           

La demanda peruana contra Chile es un retroceso para la región

Debiéramos defender juntos nuestras riquezas marinas sobre explotadas por terceros, en vez de estar litigando en La Haya.

La demanda de Perú contra Chile ante La Haya causa un grave perjuicio y afecta el clima de confianza entre las dos naciones. Es muy difícil que países en pleno esfuerzo de desarrollo puedan avanzar en un mundo globalizado y desafiante, si no están comprometidos con los principios del Derecho internacional. La constante revisión de fronteras y tratados vigentes desgasta y crea una incertidumbre jurídica y económica que atrasa.

A casi 200 años de la independencia de nuestros países, y pasados ya más de 120 desde la Guerra del Pacífico, es inconcebible que Perú aún esté revisando fronteras: que sostenga que no existe un límite marítimo entre ambos países y  que la Corte debe trazar uno,  partiendo de lo que llama “Punto Concordia” y no del Hito 1 demarcado por ambos países, restando así a Chile una enorme área marítima en sus 200 millas; que lo haga invocando la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar, de la que Chile es parte y Perú no; y que pretenda esta alteración  unilateral del límite con Chile cambiando el punto de referencia en la ley Tacna peruana un día antes de la demanda.

Chile, como le pasaría a cualquier país que ha firmado acuerdos y tratados que se encuentran plenamente vigentes, lamenta esta actitud peruana que perturba el clima de entendimiento y obliga a desviar recursos para la defensa de asuntos zanjados. Los Tratados de 1952 y 1954 ya fijaron el límite marítimo, y el propio Perú así lo había reconocido por décadas de usos y prácticas.

Es especialmente desilusionante que Perú impugne ahora una proyección marítima de Chile, considerando que ambos países habían luchado juntos por el reconocimiento internacional del concepto de las 200 millas. Es una pena que Perú busque el litigio en vez de fortalecer la unión en la protección de la riqueza marítima de ambos países, expuesta a la sobre explotación por terceras potencias que usan su enorme ventaja tecnológica. Esa defensa supera la capacidad de un país menor, y debiéramos buscar una alianza regional para la causa común, en vez de estar litigando en La Haya.

A Chile sólo le queda mostrar una gran cohesión interna para defender sus principios, y en eso tiene una notable historia de coherencia en su política exterior, a lo largo de todos sus gobiernos tan disímiles como los de la Concertación, el de las Fuerzas Armadas y los anteriores de su Historia. El respeto internacional de que goza Chile se debe precisamente a su estricto cumplimiento de las normas y acuerdos,  sea en el plano político o comercial, y frente a Perú actuará de igual forma.

La presidenta de la Corte internacional de La Haya, la señora Rosalyn Higgins, deberá ahora citar a las partes. ¡Oh Higgins, será una larga y ardua tarea!….

BILL GATES – De “nerd” a “super geek”

Siempre he sentido un enorme interés por Bill Gates, Steve Jobs y todo el grupo de visionarios que literalmente desde los garajes de sus casas en EEUU transformaron el mundo iniciando la era digital. Eran personajes medio gansos, pálidos, poco atléticos, que pasaban  desapercibidos en las universidades donde destacaban los musculosos  campeones de fútbol y  los brillantes alumnos de economía que liderarían la generación yuppie.

No, Bill Gates y los otros nerds como él no eran para nada populares, vivían encerrados, haciendo conecciones y programas tal como el personaje “Giro Sintornillos” de Walt Disney, eran distraídos, con poco estilo para desenvolverse en sociedad, y dedicados a “desperdiciar” su juventud tecleando detrás de gruesos anteojos mientras su generación bailaba, protestaba contra el tema de moda o iniciaba sus negocios.

Quién iba a pensar que esos casi antisociales de los 70, época en que cada computador tenía el tamaño de una pieza, serían los “geeks” destacados de hoy, esos apasionados por la informática y la tecnología digital que crearon el concepto de comunidad virtual.  Conocí y me impresionó mucho Michael Dell, dueño de Dell Computer,  quien conversando acerca de sus  contribuciones para hacer más amigables los computadores me dijo: “mi único aporte es haber hecho fácil lo difícil”.  Así de simple.

Los geeks más emblemáticos son hoy admirados no sólo porque figuran entre los  millonarios del planeta, cosa que a ellos en general parece no importarles tanto, sino porque lideran un mundo nuevo en que el conocimiento es poder.

Mientras Alvin Toffler escribía “El shock del Futuro” y muchos leíamos ese libro como si se tratara de ciencia ficción,  Bill Gates y otros geeks ya vivían en ese futuro. Nicholas Negroponte en su libro “Being Digital” dijo que la computación no trata de computadores, sino de una nueva forma de vivir.

Muchos de esos mismos geeks que desarrollaron Internet y la WWW (World Wide Web), están a la vez muy conectados con el mundo real: Gates acaba de anunciar su retiro como presidente de Microsoft para dedicarse a la filantropía, el investigador Negroponte del MIT  desarrolla computadores de 100 dólares  para masificar la educación en países pobres, Wenceslao Casares con las ganancias en sus negocios punto com. realiza  importantes donaciones, los ejemplos son muchos.

No ignoro que Bill Gates ha sido acusado de monopólico y que tiene sus detractores. Pero no se puede negar que la opción de dedicar su vida a la filantropía junto a su mujer es notable, y que él la figura emblemática que inspiró a muchos para arriesgarse a experimentar, crear y difundir la  era digital.

El barrio que tendrá Chile en el nuevo año

El inicio del 2008 encuentra a Chile en una relación fluida y tranquila con sus vecinos,  aunque no exenta de problemas que exigen atención.

En el caso de Perú, el presidente Alan García ha calificado a Chile como socio. Su manifiesto rechazo a Hugo Chávez y al eje Caracas-la Paz-Quito, podría abrir una interesante posibilidad de entendimiento político entre ambos países. Sin embargo, el mismo Alan García aprobó una cartografía que pretende modificar unilateralmente el límite marítimo con Chile, establecido en los tratados de 1952 y 1954, corroborado en los acuerdos de 1968 y 1969, y ratificado en una práctica de ambos países por cinco décadas. Chile tendrá que hacerse representar muy bien en La Haya, para defender el principio de estabilidad de las fronteras internacionales e intangibilidad de los tratados. Toda determinación de una frontera internacional en relación con otro estado sólo corresponde al Derecho Internacional, y nunca puede ser un acto unilateral.

Respecto a Bolivia, desde que asumió el presidente Evo Morales se ha sostenido que con él hay mejores posibilidades de diálogo por su representatividad popular. Pero eso está cambiando en el sentido de que el mandatario enfrenta graves divisiones internas; es de esperar que ellas no precedan un rebrote de antichilenismo. No ha sucedido así por el momento, el presidente Morales no ha usado ese fácil recurso como válvula de escape. Sería un cambio cualitativo en la relación si definitivamente no hiciera uso de él.

Bolivia se está transformando en un país relativamente estratégico por sus abundantes reservas energéticas, y un buen uso de ellas para mejorar sus posibilidades de desarrollo pasa por un entendimiento moderno y pragmático con Chile, Brasil y los demás vecinos. La intención de Perú de modificar límites marítimos está ligada a la aspiración marítima de Bolivia y crea un sensible panorama que en nada aporta al desarrollo regional.

En cuanto a Argentina, claramente es la relación más estratégica para Chile y sólo cabe esperar que la mayor sensibilidad internacional de la presidenta Cristina Fernández respecto a su marido ayude a construir juntos un mejor destino para chilenos y argentinos en este nuevo siglo.

 La historia nos liga desde el principio, desde que el Ejército Libertador cruzó los Andes al mando del general San Martín con 5 mil hombres, y el 5 de abril tras la batalla de Maipú el abrazo de O’Higgins y San Martín mostraran el interés y necesidad de un proyecto común.

Ninguna encuesta circunstancial en Chile, que en forma desagradecida dejó a O’Higgins fuera de la lista de los 10 grandes chilenos, podrá borrar las acciones y sabias palabras del héroe nacional: “el progreso de un pueblo va aparejado con la estabilidad y progreso de sus vecinos”.

      

Pakistán, clave en el ajefrez mundial

La trágica muerte de Benazir Butho es un impactante recordatorio de lo clave que es Pakistán en el ajedrez mundial. Es uno de esos puntos del mapa en que chocan civilizaciones, culturas, religiones, etnias y sobre todo intereses políticos unidos a las armas más letales que ha creado la humanidad. El hecho de haber sido la primera mujer musulmana elegida democráticamente y de representar una línea moderada en un país en que proliferan las tendencias fundamentalistas, la ponía en una de las situaciones más expuestas que puede enfrentar un político.

Su asesinato confirma los peores temores acerca del complicado futuro de Pakistán, país que ya desde su independencia en 1947 ha sido inestable. Surgió por la división de la India para albergar a los musulmanes,  vivió tres guerras con ese país, y de una lucha civil surgió Bangladesh en lo que era Pakistán Oriental.

Pakistán está en una situación geopolítica en que es pieza fundamental en una tensión soterrada entre China e India. Además se supone que en su territorio se esconden los elementos más peligrosos de Al Qaeda y el propio Bin Laden, y en el vecino Afganistán  los talibanes pretenden retomar el control. En sus madrasas se suele enseñar una versión extrema y distorsionada del Islam, lo que sumado a la pobreza deja a miles de jóvenes vulnerables a ser reclutados por terroristas.

El futuro de Pakistán se hace aún más difícil por los intereses de todas las potencias: la India reclama influencia y territorio en Cachemira, China quiere limitar el poder indio en la zona, y EEUU, que en la guerra fría apoyó a Pakistán porque su enemiga la ex URSS se entendía con la India, hoy lo hace porque Pakistán es fundamental para acceder y controlar Afganistán. Toda esa zona es origen y refugio de movimientos extremistas que se exportan.

El asesinato de la señora  Bhutto deja a la administración Bush sin una estrategia visible para esa zona, donde ha apoyado el dictatorial régimen de Musharraf como un mal menor frente a la necesidad de perseguir a Al Qaeda y pacificar Afganistán, mientras las tropas de EEUU se desangran en Irak. En el corto plazo, la única ayuda posible es tratar de que las próximas elecciones parlamentarias tengan algún grado de legitimidad para asegurar cierta viabilidad política.

Este nuevo atentado en Pakistán es otro ejemplo de que el siglo XXI se inició, con el ataque al corazón de EEUU en el 2001, como una era en que las motivaciones culturales, étnicas y  religiosas tendrán un énfasis mucho mayor que en el siglo XX. Los estadistas de hoy no pueden limitarse a administrar la economía, sino que deben aprender a lidiar con motivaciones culturales que exigen gran preparación y asertividad.

 

 

 

 

 

VLADIMIR PUTIN – El hombre del año

La revista Time eligió a Vladimir Putin como hombre del año 2007. Y con razón. Pocos estadistas han enfrentado una tarea más titánica que conducir a un país tan vasto y complejo como Rusia desde el desplome socialista a la era de la globalización.

Putin  ha debido enfrentar la eterna disyuntiva rusa de buscar un equilibrio entre Este y Oeste.  La enormidad del territorio y su diversidad han hecho que se desarrollen históricamente dos tendencias filosófico-políticas en Rusia: una pro-occidental que busca un intercambio de influencias con Europa (el propio Zar Pedro el Grande reforzó esa visión  al fundar San Petersburgo en el Báltico, mirando a Occidente y menos aislada que Moscú). La otra tendencia es la conocida como la Rusia profunda, paneslavista, que desconfía de la influencia occidental y hoy de la globalización.

Putin ha tratado de lograr un equilibrio euro-asiático, práctico, que no da la espalda a Occidente pero al mismo tiempo continúa considerando a las antiguas repúblicas soviéticas como su esfera de influencia.

Su actitud decidida de líder, como aceptar la ampliación de la OTAN pero rechazar la  posibilidad de tropas estadounidenses en Asia Central, le ha otorgado un enorme apoyo interno y la reelección con un 85% de los votos. Los rusos, de acuerdo a su tradición e historia, valoran su extrema firmeza que en Occidente se suele criticar. Hay que pensar en el trauma que significó el desplome de la ex URSS, con toda la secuela de pérdidas de territorios, influencia y poder. Si Putin no tratara de recuperar hegemonía y no actuara como un zar –auque democráticamente elegido-  los nacionalistas de la Rusia profunda ya lo habrían separado del poder.

Con astucia Putin no está priorizando el elemento militar, sino una estrategia económica, con el petróleo y el gas. Intenta recuperar influencia por la vía de ser una potencia energética. Su táctica es que todo el gas y el petróleo del Caspio -una de las mayores reservas mundiales- se exporte a través de Rusia, para ganar presencia en Europa y Asia Central.  Putin sabe de geopolítica como nadie, tiene un ojo en Occidente y el otro en China, que con su acelerado desarrollo necesita toda la energía del Caspio y otras zonas.

Pero el máximo desafío de Vladimir Putin es interno. La ex URSS cayó porque no aceptó la existencia de una sociedad civil informada. Por eso perdió la batalla de las nuevas  tecnologías de la globalización. Las fronteras se volvieron permeables, hoy hay una sociedad civil planetaria comunicada. La era de la informática es un nuevo referente  político, económico y sobre todo cultural que los jerarcas comunistas no quisieron prever y menos aceptar.  Putin le ha sabido dar estabilidad a su país en medio de la vorágine de estos cambios. En el futuro, si logra conciliar la mentalidad jerarquizada y autoritaria de la Rusia profunda, con el respeto a las libertades civiles y a la interacción horizontal que implica la globalización, se habrá ganado un verdadero sitial en la Historia.