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EEUU desunido

Los principios que inspiraron el carácter de EEUU, y promovieron su enorme desarrollo, están plasmados en el “Farewell Adress” (discurso de despedida) de su primer presidente, George Washington. En él dijo a sus conciudadanos: no se involucren en guerras inútiles, no endeuden a la nación, y “ejerzan la honradez, una máxima aplicable a los asuntos de los individuos como a los de las naciones”. No puedo imaginar un contraste más grande entre ese ideario y el actual estado de cosas en esa nación.

El deterioro de la economía de EEUU es grande, pero es más grave el menoscabo de su esencia. Porque las fallas del Estado y de los políticos en el Congreso y la voracidad de algunos especuladores,  están afectando su sistema de creencias y las virtudes cívicas que permitieron el enorme progreso personal y social, y acoger a millones de inmigrantes. EEUU necesita hoy una conducción que logre unir a esa nación, poner fin al endeudamiento irresponsable, y retomar la tradición de esfuerzo, ahorro y honradez que le legaron sus antepasados.

Creo firmemente que no estamos ante una crisis sólo financiera sino que ella es síntoma de algo mucho más profundo, relacionado con un deterioro de lo que era la esencia de ese país. Sus laboriosos colonizadores,  a pesar de sus diversos orígenes, lograron ya en 1776 su independencia y sólo 11 años después ratificaron en Filadelfia la misma Constitución que los rige hasta hoy. Siempre he destacado ante mis alumnos universitarios que esa es toda una proeza de estabilidad política, y la base de su progreso. El ideario democrático y de igualdad de oportunidades de EEUU fue tan adelantado, que tuvo una influencia relevante en los enciclopedistas europeos y en la Revolución Francesa de 1789.Ese consenso básico estuvo ausente en la reciente desgastadora discusión en el Congreso  sobre cómo enfrentar la  enorme deuda del país.

EEUU está sumido en una de las crisis más complicadas de su historia. No ha seguido el consejo de no endeudarse ni enredarse en guerras innecesarias. Desde Alan Greenspan en la Reserva Federal y hasta hoy,  las autoridades económicas y políticas por años han obviado (¡han querido obviar!) lo que cualquier estudiante de economía podía observar: que EEUU estaba sobre endeudado, a nivel de personas y de Estado, abriendo demasiados espacios a la especulación. La discutible  actitud del Estado norteamericano y los especuladores de Wall Street están entregando un fatal mensaje subliminal a esa sociedad –donde aún la mayoría silenciosa es trabajadora, creativa y responsable- al propiciar por años un endeudamiento desmedido y luego especular con esa deuda. Da la impresión que ya pocos recuerdan las enseñanzas de Washington que  ayudaron a generar un gran Estado unido y vigoroso.

La paz interior de Noruega

Con poco más de 4.5 millones de habitantes, en Noruega prácticamente cada persona conoce a alguien relacionado con los 76 muertos por los ataques del extremista Anders Behring. Incluso la princesa Mette-Marit, la linda plebeya casada con Hakon, el heredero al trono, perdió en el tiroteo a su hermanastro que era policía. Es un país en shok.

Sin embargo, hasta el más humilde entrevistado en las calles de Oslo ha expresado que no claudicará a sus valores. La respuesta será más democracia, más honestidad, más humanidad, dijo el Primer Ministro Jens Stoltenberg durante el oficio fúnebre en la Catedral Luterana, religión a la cual pertenece casi el 90% de los noruegos . “La libertad es más fuerte que el miedo“, expresó el rey Harald V. La familia real se mezcla en todo momento con el pueblo, oye, conversa, comparte, consuela.

Ni una palabra de venganza, de promesa de acción militar alocada contra el enemigo, aún cuando tras el estallido en Oslo no se sabía quién había organizado el atentado   terrorista. Frente al odio destructivo, la respuesta de esa sociedad abierta y libertaria fue no perder sus valores ni aún cuando se atacaba el corazón del Estado –el edificio gubernamental- y lo más preciado: decenas de jóvenes inocentes.

Sin embargo, el acto criminal de ese noruego racista y xenófobo reaviva la discusión más importante que enfrenta Europa para su futuro: la inmigración masiva. En los países nórdicos, que se caracterizan por su tolerancia, aumentan los que se sienten abrumados por la llegada de quienes mantienen otros valores culturales  y a veces  religiones inflexibles.

Se suma a que en toda Europa crece un electorado a la defensiva por la crisis económica y la falta de trabajo. Nicolas Sarkozy, Angela Merkel o David Cameron han manifestado que el multiculturalismo ha traído nuevos y complicados problemas. Tanto los políticos moderados como los más nacionalistas se disputan ese electorado crítico de la inmigración, tema que hoy define el debate político en Europa.

Es tan acuciante el tema,  que ya el 23% de los noruegos vota contra la inmigración, el “Partido de los Auténticos Finlandeses” crece, los  Demócratas de Suecia también elevaron en las urnas su plataforma antiinmigratoria, el Partido Popular Danés decidió poner una barrera en el puente Oresund y controles en las fronteras, congelando en parte la libertad de circulación que consagra el acuerdo de Schengen, y en Italia,   Holanda, Austria, Hungría, Suiza o Gran Bretaña el sentimiento antiinmigratorio  tiene un apoyo que le da creciente capacidad de influir en la política. La principal discusión europea hoy –sea política o económica- está ligada al grado de aceptación o rechazo a la inmigración masiva.

El ataque de Anders Behring Breivik es el trágico recordatorio  de que la violencia extrema no es monopolio de ninguna cultura o religión. Y por eso es que la reacción de Noruega es tan valiosa: cualquiera sea la postura de cada uno en particular, los noruegos reafirmaron que antes están la unidad y los cánones democráticos y de libertad.

Educación Cívica para la Cohesión Nacional

El destino de los países se define en la actitud mental de sus habitantes. Las naciones son mucho más que territorio, recursos naturales, ubicación geoestratégica. Hay ciertas cualidades -morales o de carácter- que se presentan en forma diferente en cada pueblo. Ese sello distintivo, particular, es lo que nombramos idiosincrasia.

Tan potente es, que del carácter nacional o idiosincrasia depende la calidad de las instituciones, la estabilidad política y por ende, el desarrollo. Más que el tipo de régimen político imperante, lo que interesa es la calidad de la institucionalidad que va construyendo una sociedad, y el grado de apoyo que genera en la población. La inestabilidad es fatal para el desarrollo. En definitiva, lo que marca a una nación es la presencia o ausencia de cohesión interna, ese intangible fundamental que se revela diariamente, pero sobre todo ante los grandes desafíos –políticos o  naturales- en los que se pone a prueba la moral nacional. La reacción colectiva refleja lo que la gente ha internalizado respecto a sus derechos, deberes, y a su compromiso con la comunidad.

El carácter nacional no surge por generación espontánea. Se forja. Y por eso considero crucial que a los niños, desde la primera infancia, se les impartan conceptos de educación cívica, para que se formen como ciudadanos. Lo que hace la diferencia entre un país que progresa y uno que se estanca es la mentalidad, el grado de compromiso de la sociedad civil con la legalidad, los derechos de los demás, el esfuerzo, la inversión asociada a la postergación de recompensas, el aprecio por la historia común y el proyecto colectivo. Sin un  sentido de pertenencia y valores compartidos, las sociedades quedan a merced de vaivenes externos, populismos internos y mayorías circunstanciales, que utilizan el poder sin compromiso con las instituciones y las  futuras generaciones.

Por eso es tan importante incorporar la educación cívica en la instrucción formal de colegios y universidades. En Chile hemos vivido divisiones ideológicas que aún dejan secuelas. Tal vez nunca borraremos nuestras diferencias y al contrario, ellas nos podrían enriquecen si lográramos canalizarlas para aprender de ellas y progresar en el respeto. Eduquemos a los niños chilenos con un espíritu consciente de que cada uno -con sus diferencias- está construyendo la historia colectiva de nuestra comunidad. La cohesión  nacional es resultado de la educación cívica, una larga cadena de aprendizaje que comienza en la infancia y termina en la clase dirigente.

Ética y finanzas, el vínculo perdido

La incertidumbre económica en tantos países -incluido EE.UU.- nos obliga a reflexionar sobre sus causas, entre las que está, me parece, la falta de ramos de filosofía y ética en las facultades de Economía. En una sociedad de libertades, el estudio del fundamento filosófico de ellas debiera ser central. Casos como la crisis subprime en EE.UU. en 2008, o La Polar en Chile, demuestran que se requiere volver a la esencia, a lo más básico, al sentido de las cosas.

Aristóteles decía que como nuestra naturaleza es social, y porque vivimos en comunidad, todos los días tomamos opciones éticas en la vida privada y en la política. Eso vale tanto para los operadores privados en La Polar o en Wall Street, como para los gobiernos al aplicar las políticas públicas. En cada uno de sus actos -que son realizados por personas concretas- se está respetando o burlando la fe pública. Abusar de ella trae desconfianza y el fracaso de las instituciones.

Recordemos que Adam Smith -al que sólo se menciona por sus estudios acerca del mercado- era profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Glasgow. Publicó estudios sobre ética, la que consideraba indisolublemente unida a la economía, pues de lo contrario -decía- ésta se aleja del bien común. Explicaba que “no es aceptable enriquecerse de cualquier forma, debe hacerse de manera legítima”.

Sin principios como la honestidad, se rompe algo esencial en una economía libre: la confianza. Quienes ahorran, es decir millones de personas que desean asegurar su futuro y que aportan así el capital al sistema, empiezan a temer por sus depósitos. Sin confianza se reducen los recursos, viene el desempleo y cae el bienestar.

Todos conceptos olvidados cuando Goldman Sachs ayuda a maquillar el déficit griego, o en las mentiras de La Polar en Chile. Adam Smith jamás defendió la idea de una sociedad guiada por la moral del máximo beneficio al mínimo costo sin respeto por el ser humano. En su “Teoría de los Sentimientos Morales” aclaró que si bien las personas persiguen sus intereses, eso no puede constituirse en sinónimo de un egoísmo desenfrenado. Tal vez sería bueno que en las facultades de Economía se empiece a enseñar el aporte completo de Adam Smith, sus reflexiones sobre la solidaridad y la compasión. Para volver a considerar al ser humano en forma integral y no sólo como consumidor.

La Libertad Compasiva

Parto del supuesto de que el liberalismo económico se funda en la libertad, y que ésta no se aplica solamente al ámbito económico.

En el necesario desarrollo para salir de la pobreza, la racionalidad económica es una base indispensable, pero en ningún caso suficiente, para asegurar el avance hacia una sociedad más justa. La mera economía no puede aportar soluciones para una infinidad de problemas complejos en la sociedad. Por algo, grandes pensadores económicos -incluyendo al propio Adam Smith y a Friedrich von Hayek- fueron también filósofos morales, que hablaban de la necesidad de un consenso previo a la economía, que debe incluir virtudes asociadas a la libertad, como la confiabilidad o la lealtad. No bastan las leyes económicas si no van acompañadas de nociones mínimas de lo que está bien y lo que está mal en una sociedad. Y en Chile está mal la enorme desigualdad; es contraria a la lealtad mínima que esperamos de un sistema social.

En nuestra sociedad está bien que se busque el equilibrio macroeconómico y el crecimiento del PIB para avanzar hacia una sociedad de individuos libres y no dependientes del Estado. Pero está mal que en todos estos años demasiados chilenos no logren aún salir de la pobreza porque carecieron de oportunidades mínimas, o porque un Estado ineficiente hizo mal uso de recursos destinados a proveer salud, educación y jubilación adecuada a quienes por planilla se les retiraba su contribución, o a quienes el sistema no los incorporó desde la cuna. Si un gobierno no se hace cargo de esa injusticia de base y no actúa con una buena combinación de códigos morales y códigos económicos, podría debilitarse lo más importante en una sociedad: su cohesión interna.

Los vaivenes políticos en América Latina se explican porque las sociedades no encontraron parámetros validados colectivamente, porque los intereses de “clases” prevalecieron por sobre consensos mínimos de equidad. Al contrario, la prosperidad de las sociedades europeas, y del propio EE.UU. formado por inmigrantes, se consiguió porque esos pueblos lograron ciertos equilibrios sociales con un sentido de justicia compartido; si bien se basaron en el esfuerzo personal, la valoración de la libertad individual y de la economía de mercado estuvo siempre acompañada de un Estado subsidiario muy atento a ayudar a los más rezagados. No estoy propiciando la idea del Estado benefactor sobredimensionado que hoy es un obstáculo en muchos de esos países, sino la génesis de un sistema que pudo acompañar y sacar de la pobreza a millones.

Sé que es clave el crecimiento económico para generar empleos, la libertad de las personas para elegir por sobre los altos impuestos para distribuir y los equilibrios macroeconómicos para la independencia política, económica y soberana de Chile frente a imposiciones e inestabilidades externas, pero no puedo ignorar que hay sectores marginados para los cuales todo eso no basta. Y que si no se los apoya ahora ya, van a perpetuar en sus hijos el círculo de la pobreza.

Creo que ministros como Felipe Larraín en Hacienda, preocupado de los equilibrios fiscales; Juan Andrés Fontaine en Economía, atento a la productividad y a los miles de pequeños empresarios que generan empleo masivo, y Felipe Kast, con una mirada sensible hacia los más postergados, son una combinación muy potente para avanzar hacia una sociedad más justa. Eso, en el entendido de que no puede ser a costa del crecimiento. Pero es legítimo que un gobierno -como todos los gobiernos de los países que prosperaron- combine la teoría con la práctica, la regla económica con una mirada abierta a la complejidad de una sociedad aún demasiado desigual.

Perú: entre el cáncer y el Sida o la moderación

Tengo gran admiración por Mario Vargas Llosa. Pero no me parece edificante que diga que Perú elige entre el cáncer y el sida, entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori. Entiendo su análisis, pero no su forma, porque mal que mal, uno de ellos deberá gobernar Perú.

Sin embargo, comprendo que Vargas Llosa apunta a un tema más profundo. Todavía en América Latina hay muchos que no asimilan que el subdesarrollo es un estado mental, y que el populismo con su demagogia no aportan soluciones, que no es “otro” el que provoca los males. En Perú, aún no se valora que la democracia no es sólo el voto, sino los grados de libertad que debería aportar a los individuos para determinar su propio destino. Muchos temen que Ollanta Humala pueda usar el voto para coartar espacios de libertad.

Humala sabe que provoca ese susto. Por eso, su éxito en primera vuelta se debió a un atinado cambio de imagen con la ayuda de expertos brasileños. El duro discurso dio paso a la moderación, se alejó de Hugo Chávez, buscó parecerse a Lula da Silva, y no mencionó su ultranacionalismo llamado “etnocacerismo”, por el general Andrés Cáceres, un héroe de la guerra contra Chile. Eso en lo personal.

Desde el punto de vista sociológico, los votos de Humala se deben a la nula participación de partidos políticos estructurados, lo que dio paso una vez más al caudillismo. Contribuyó también el que los avances económicos de Perú favorecen a sectores urbanos y aún no llegan masivamente a las personas de menores ingresos, sobre todo en las zonas fronterizas. En Tacna, Humala arrasó con los votos. En cambio en Lima sacó alta votación Pedro Pablo Kuczynski, el candidato más sofisticado.

A pesar de la elección pacífica y democrática, persisten entonces interrogantes profundas en Perú. Una de ellas es hacia qué lado se inclinará el centro. Sus candidatos derrotados -Kuzcynski, Toledo y Castañeda- suman casi el 50%de los votos, pero corrieron separados hasta el final. Y con ellos arrastraron la moderación, poniendo a Perú frente al difícil dilema de optar entre Humala y Keiko Fujimori, de 35 años, con la carga política legada por su padre. El APRA de Alan García no deja heredero, tal vez calculadamente. El actual Presidente quiere volver a postularse en el futuro.

Sólo queda esperar que quienquiera gobierne Perú entienda que el subdesarrollo se supera con una actitud que implica respetar la capacidad creadora de los individuos en vez de coartarla, y un entorno vecinal de paz y no de trasnochados caudillos nacionalistas.

Bolivia otra vez

Chile tiene una respetable actitud apegada a Derecho que se debe mantener. Pero no basta. Ha llegado la hora de explicar, fuerte y claro para que se oiga en la comunidad internacional, que Chile no puede quedar dividido en dos, y que Perú no quiere un corredor para Bolivia en su frontera. Así de simple. Así de claro.

En el mundo globalizado hay una influyente opinión pública interconectada, que se ha ido formando la errónea percepción de que Chile le debe algo a Bolivia, y que ese país no puede progresar porque no tiene mar. Esa percepción debe ser modificada, explicando con claridad a la sociedad civil internacional que Chile ha dado todas las facilidades a Bolivia -las mayores que tiene un país mediterráneo en el mundo- para que sus exportaciones accedan al mar. Y recordar que mientras La Paz en forma hostil exigía que ni una molécula de gas vendido a Argentina llegara a Chile, los gobiernos chilenos se han esmerado en promover el comercio bilateral y las máximas facilidades de tránsito al Pacífico. A lo largo de diversos gobiernos, no se ha mencionado con la debida frecuencia -y por eso no se conoce lo suficiente- que Chile ofreció a Bolivia un corredor en su límite norte que Perú no aceptó, porque no quiere dejar de tener frontera con Chile.

En Bolivia hay peligrosas fuerzas centrífugas, las mismas que derrocaron a presidentes anteriores. A ellas les temen todos sus gobernantes. Representan frustraciones antiguas de todo tipo: sociales, de integración nacional, de pobreza, que los políticos tratan de aquietar aglutinando a los bolivianos en torno al tema del mar como el supuesto origen de todos esos males.

El Presidente Evo Morales -hoy con baja popularidad- ha vuelto a la tradicional denuncia contra Chile. Puño en alto y diciendo “patria o muerte”, anunció que recurrirá a tribunales internacionales para obtener una salida al Pacífico. Horas antes, a “El Mercurio” había dicho lo contrario: que la relación se basa en la confianza mutua y no en demandas judiciales.

Aclaremos: Chile ha cumplido rigurosamente las obligaciones del Tratado de 1904. Ese acuerdo, que fijó nuestros límites, no fue impuesto por la fuerza sino firmado más de 20 años después de la guerra de 1879, por otra generación, y aprobado con un enorme respaldo popular en el Congreso boliviano. Chile, cumpliendo el Tratado, aceptó pagar altas sumas de dinero y otorgar a Bolivia libre tránsito por sus puertos, una servidumbre que ha respetado siempre rigurosamente.

La Paz aprobó una nueva Constitución, que declara irrenunciable la “reivindicación marítima” y exige desconocer todo acuerdo que no la incluya. Entiéndase el de 1904. ¿Dónde queda todo lo conversado, las visitas, la agenda de 13 puntos heredada del gobierno anterior y la sinceridad reconocida por Morales al gobierno chileno actual? Bolivia debe imprimir seriedad a su forma de relacionarse.

Bienvenido Presidente Obama, pero…

Honrada  por la deferencia de visitarnos en su primera gira a América Latina,  y con mucho respeto,  junto con aplaudirlo, quisiera analizar:

Se dice que usted viene para manifestar  un reconocimiento a la seriedad de nuestra economía e  instituciones democráticas,  el aporte al libre comercio  y el contraste que marca Chile respecto a gobiernos populistas.

Muy agradecidos. Pero es también una gran oportunidad para una nueva forma de asociación, que, tal como se ha venido haciendo con proyectos como Chile-California,  consolide por fin un trato que incluya ciertas garantías como un sistema respetado para  resolver eventuales conflictos, considerando la indefensión en que suele quedar un país tan menor.  Porque, aunque nos halaguen mucho los actuales reconocimientos, lo cierto es que cuando Chile se hizo realmente competitivo en algunos rubros, apareció en EEUU un lobby feroz que condujo al tema de las uvas envenenadas: sin pruebas, Washington nos castigó con una  increíble dureza que arruinó incluso  nuestra llegada a mercados delicados como el japonés; y cuando se  estableció que las uvas fueron inoculadas concianuroen territorio norteamericano, nunca se nos indemnizó.

La historia nuestra ha sido así, complicada. En la  Segunda Guerra Mundial, Washington nos exigió entregarle cobre a un precio irrisorio (11,7 centavos de dólar la libra, cuando el valor mercado era 25 centavos). Este  país pequeño y ajeno al conflicto pagó un costo que se calcula en 11 mil millones de dólares actuales, (la más grande contribución per cápita, pues éramos sólo 5 millones de chilenos) mientras otros hicieron pingües negocios. Nunca se nos agradeció. Y lo mismo se repitió en la guerra de Corea.

En política,  a la Casa Blanca no le gustó Allende y actuó, después no le gustó Pinochet y también actuó…Chile siempre ha sido  territorio donde EEUU practicaba  sus principios con extrema severidad,  por ser lejano e irrelevante a sus ojos,  mientras en países claves para Washington se hacía la vista gorda con esos mismos conceptos y se premiaba a gobiernos corruptos y dictatoriales, pero obsecuentes con EEUU y sus intereses.

Por eso, bienvenido presidente Obama. Pero comprenda que a este pequeño y lejano país le ha costado muchísimo ponerse de pie y avanzar con la seriedad que lo está haciendo. Ayúdenos simplemente respetando el libre comercio y dejándonos funcionar;   reconozca que tanto nuestra democracia como nuestra economía las hemos construido solos,  a través de gobiernos de diversos símbolos pero todos serios y responsables.

Tal vez, estimado presidente Obama, ahora que EEUU -siendo aún primera potencia mundial – ve surgir  otros núcleos de poder como  China,  que tiene una activa y creciente presencia en Africa en busca de materias primas y en América Latina en busca de influencia,  empiece por fin una relación seria con esta región que su país ya no puede ignorar, o no debería. Nos va a requerir, pues Chile es clave en la administración  del Pacífico Sur, los pasos interoceánicos,  el acceso a la Antártica…en fin, ya no estamos tan lejos, y hay otros cortejándonos.

Bienvenido, presidente Obama, e iniciemos por fin una relación madura, sostenida en el tiempo y clara en los objetivos.

Entre Twitter y la era de las pirámides (2)

Aunque son muy distintas las realidades en Egipto, Libia, Túnez o Yemen, hay un componente común en sus rebeliones populares: en ninguno de esos países ha sido resuelto el problema de la libertad y del consentimiento de los gobernados. Ese es el tema fundamental de la política, desde que existe la sociedad humana.  Para que un régimen de gobierno sea  legítimo,  debe respetar  derechos individuales  anteriores al Estado. Y eso no ocurre en el Medio Oriente y  norte de Africa,  que  hoy enfrentan revoluciones fundacionales.

Las revoluciones simultáneas en el Medio Oriente responden a un fenómeno político según el cual  no hay nada más potente que una idea a la que le llega su hora. Y al  Medio Oriente le llegó la hora de la libertad. Pero las rebeliones legítimas en su origen se desnaturalizan  si no se encauzan pronto. El peligro  es que no se formen instituciones serias en el corto plazo, lo que podría ser aprovechado por extremistas islámicos o de cualquier índole, y se vuelva a los regímenes anacrónicos.

Dijimos en columna anterior que el gobierno egipcio y EEUU que lo apoyaba no previeron que ese  tipo de régimen  es incompatible con los cambios tecnológicos que permiten a la sociedad civil informarse, organizarse y rebelarse coordinadamente. La protesta ha sido civil y no motivada por el fundamentalismo islámico, al revés de lo que analizaba EEUU.

Egipto tiene mucha pobreza a pesar de ser uno de los principales receptores de ayuda norteamericana  -después de Israel que es lejos el país que más dinero y tecnología recibe de EEUU-  a cambio de mantenerse en paz con el Estado judío. Esa enorme  ayuda fluye desde 1979  y nunca se tradujo en buenas políticas públicas.  Y en Libia,  Jaddafi  ha gobernado más de 40 años en forma brutal. Pero estamos viendo cómo se escribe la historia ante nuestros ojos, cómo la movilización de la sociedad civil que antes derribó el Muro de Berlín y forzó a abrirse a China, ahora llega al Medio Oriente.

Observaremos al presidente Piñera en la primera visita de un mandatario de Chile  a Palestina,  Israel y Jordania, justo en este  momento político clave. Chile –con la comunidad palestina más  numerosa fuera del mundo árabe- confirmará el derecho de los palestinos a un Estado soberano y el de  Israel a existir en fronteras seguras.  El presidente  visitará también Italia,  muy afectada por la crisis en Libia, su mayor abastecedor  de combustible.  Italia es el segundo receptor de exportaciones chilenas a Europa, y la visita se centrará en las PYMES y la innovación, tema en el que esa nación es experta.  Con 60 millones de personas, tiene más de 5,5 millones de Pymes.

Interesante visita en momentos en que esa parte del mundo, tan  importante para los intereses de  Chile,  vive cambios radicales.

El origen y Dios (Carta al Director, El Mercurio)

Señor Director:

En relación con el interesantísimo intercambio de opiniones que se ha publicado en “El Mercurio” sobre la supuesta contradicción entre el pensamiento científico y la creencia en Dios, quisiera recordar el gran aporte de Grecia.El griego fue el primer pueblo antiguo que separó el mito del logos, todo un cambio para la humanidad, regida hasta ese entonces por teocracias que no permitían desafiar las verdades impuestas por los sacerdotes o las tradiciones.

Así desarrollaron la filosofía (amor a la sabiduría). Reconocieron que los dos ámbitos tienen un rol fundamental y distinto. Mientras el pensamiento mitológico se refiere al alma humana y su relación con lo divino, el logos o conocimiento permite hacer las preguntas sobre el origen del universo y de la vida a través de métodos científicos. Ninguno es superior, son ámbitos diferentes, como lo son el amor y el raciocinio.

Lo destacable es que existió una sociedad que aceptó el desafío de la duda al orden impuesto, aunque hubo momentos de excepción, como cuando el gobierno de Atenas le impuso a Sócrates la muerte con cicuta por alterar el raciocinio aceptado en ese momento. El hecho es que prevaleció la filosofía de cuestionar las supuestas verdades por la vía de demostrar sus contradicciones.Los griegos nos dejaron las grandes preguntas y la reflexión, esencia de la condición humana tantas veces conculcada.

Sus llamados teoremas eran saberes integrales (a diferencia de la especialización actual), que incluían nociones de matemática, geometría, psicología, astronomía y muchas formas de aproximarse al mundo y al conocimiento. Los presocráticos eran notables en sus reflexiones sobre el arqué (el origen, de ahí arqueología), y así, Tales de Mileto habló del agua como principio de toda vida; Heráclito, del fuego y del movimiento continuo; Demócrito, de las partículas que conforman todo y que llamó átomos; Parménides, del ser esencial que permanece por sobre el devenir… fueron muchísimos los pensadores que culminan con Sócrates, Platón y Aristóteles, quienes aportaron un sistema filosófico fundamental para la humanidad y para el cristianismo, que tomó de ellos gran parte de su doctrina, y le agregó los dogmas.

En el mundo actual, cuando la ciencia nos abre caminos pero no tiene la respuesta definitiva sobre el origen del universo, y cuando sectores conservadores de la Iglesia se complican para acoger bien las legítimas dudas de muchos, tal vez hay que volver a admirar a los griegos y su capacidad de combinar el mito y su percepción íntima de lo divino, con el logos que apela a la racionalidad e inteligencia humanas. Supieron incluir lo metafísico y los argumentos científicos, por lo cual sus pensamientos han prevalecido por milenios y son la base del concepto de libertad en Occidente.

Karin Ebensperger Ahrens