Tag Archives: Derecha y liberalismo en Chile

Derecha y liberalismo en Chile

“La tradición liberal clásica ha tenido poca presencia en nuestro país. Difundirla es una gran tarea para el futuro….”

A mucha honra, soy liberal (en Chile aún lo llamamos ser “de derecha”, término que en algunas democracias occidentales contemporáneas tiene un sesgo peyorativo). El liberalismo, en el sentido europeo del término, surgió como reacción al poder de las monarquías absolutas. Su esencia es creer en un Estado de Derecho activo pero subsidiario, que jamás pueda atentar contra las libertades individuales; y promueve la responsabilidad personal por los actos propios.

En Chile, el concepto de derecha o centroderecha ha estado demasiado asociado a lo económico, a un restrictivo objetivo empresarial de eficiencia y eficacia. Le ha faltado expresar con más énfasis una visión en el ámbito de lo público, y tener la convicción de que la economía ayuda a promover una sociedad de oportunidades reales. Creo que eso explica, en parte, la percepción de que la derecha es defensora de privilegios.

Me parece que es un deber buscar el equilibrio macro, el crecimiento del PIB y del empleo para avanzar hacia una sociedad de individuos más libres y menos dependientes del Estado, pero eso no basta: para lograr una sociedad más integrada, la política debe procurar una combinación de códigos éticos y económicos para no debilitar lo más importante en una comunidad: su cohesión interna. La mera economía -menos aún si está tan concentrada en pocos grupos muy potentes- no puede aportar soluciones para una infinidad de problemas complejos en la sociedad. Por algo grandes pensadores económicos -incluyendo al propio Adam Smith- fueron filósofos morales que hablaban de virtudes asociadas a la cultura de la libertad: la confiabilidad, la lealtad, el bien común, la fe pública, la compasión. Ninguno de esos pensadores habría dudado en llamar abusos a los abusos, pues deslegitiman el modelo de desarrollo y la igualdad de oportunidades.

La centroderecha (y la política en general en Chile) no difunde conceptos como la diferencia entre lo legal y lo legítimo, lo que es justo y recto, el trato decente entre gobernantes y gobernados, entre empleadores y empleados. La alta política exige generar confianzas en los principios por los cuales se quiere llegar con legitimidad al poder, y poner el énfasis en una visión acerca de la res publica .

La tradición liberal clásica ha tenido poca presencia en nuestro país. Difundirla es una gran tarea para el futuro. El liberal, por definición, cree en la ampliación del ámbito de la libertad no solo económica, sino en todos los aspectos, lo cual no es contradictorio con ser conservador, si se desea, en la vida privada. Y siempre considera los deberes asociados a los derechos.

En la esfera pública deberían primar las ideas sobre los intereses, los principios sobre las encuestas y, definitivamente, el concepto de que la economía es un medio -muy importante, pero un medio- para ayudar a conseguir el fin superior, que es el bien común: una sociedad de individuos libres e iguales ante la ley, con crecientes oportunidades para hacerse cargo de su propio destino.