El inicio del 2008 encuentra a Chile en una relación fluida y tranquila con sus vecinos, aunque no exenta de problemas que exigen atención.
En el caso de Perú, el presidente Alan García ha calificado a Chile como socio. Su manifiesto rechazo a Hugo Chávez y al eje Caracas-la Paz-Quito, podría abrir una interesante posibilidad de entendimiento político entre ambos países. Sin embargo, el mismo Alan García aprobó una cartografía que pretende modificar unilateralmente el límite marítimo con Chile, establecido en los tratados de 1952 y 1954, corroborado en los acuerdos de 1968 y 1969, y ratificado en una práctica de ambos países por cinco décadas. Chile tendrá que hacerse representar muy bien en La Haya, para defender el principio de estabilidad de las fronteras internacionales e intangibilidad de los tratados. Toda determinación de una frontera internacional en relación con otro estado sólo corresponde al Derecho Internacional, y nunca puede ser un acto unilateral.
Respecto a Bolivia, desde que asumió el presidente Evo Morales se ha sostenido que con él hay mejores posibilidades de diálogo por su representatividad popular. Pero eso está cambiando en el sentido de que el mandatario enfrenta graves divisiones internas; es de esperar que ellas no precedan un rebrote de antichilenismo. No ha sucedido así por el momento, el presidente Morales no ha usado ese fácil recurso como válvula de escape. Sería un cambio cualitativo en la relación si definitivamente no hiciera uso de él.
Bolivia se está transformando en un país relativamente estratégico por sus abundantes reservas energéticas, y un buen uso de ellas para mejorar sus posibilidades de desarrollo pasa por un entendimiento moderno y pragmático con Chile, Brasil y los demás vecinos. La intención de Perú de modificar límites marítimos está ligada a la aspiración marítima de Bolivia y crea un sensible panorama que en nada aporta al desarrollo regional.
En cuanto a Argentina, claramente es la relación más estratégica para Chile y sólo cabe esperar que la mayor sensibilidad internacional de la presidenta Cristina Fernández respecto a su marido ayude a construir juntos un mejor destino para chilenos y argentinos en este nuevo siglo.
La historia nos liga desde el principio, desde que el Ejército Libertador cruzó los Andes al mando del general San Martín con 5 mil hombres, y el 5 de abril tras la batalla de Maipú el abrazo de O’Higgins y San Martín mostraran el interés y necesidad de un proyecto común.
Ninguna encuesta circunstancial en Chile, que en forma desagradecida dejó a O’Higgins fuera de la lista de los 10 grandes chilenos, podrá borrar las acciones y sabias palabras del héroe nacional: “el progreso de un pueblo va aparejado con la estabilidad y progreso de sus vecinos”.