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EL Planeta China II

Zhao Fusan es uno de los pensadores más destacados de la China moderna, y un referente para tratar de entender el universo mental de los chinos y las diferencias filosóficas de esa cultura respecto a la occidental. De la recíproca influencia de esos dos mundos creo que surgirá la línea conductora del siglo XXI.

Perseguido por Mao por defender la tradición china en su propio país, Zhao pudo mantener una constante relación con el mundo exterior debido a sus actividades en la Unesco y como Consejero del Centro de Estudios de las Religiones en la Universidad de Harvard.

Zhao Fusan –nombrado tras la muerte de Mao vicepresidente de la Academia de Ciencias Sociales de su país- explica que en la tradición china hay imperativos de la Providencia y que el ser humano ha de conformarse. Esa Providencia se confunde con la Historia según el confucianismo, y con la naturaleza según el taoismo.

El resultado es la subordinación del individuo a la sociedad y a la armonía natural a la cual me referí en la columna anterior, resumida en el arte chino, donde las personas son minúsculas frente a la naturaleza. En lo político, la consecuencia lógica del sistema confuciano es el autoritarismo aristocrático, sea éste guiado por una dinastía hereditaria o por el actual PC.

China tiene un pasado de tolerancia y de respeto por los hombres doctos, dice Zhao. Pero eso es contradictorio con la intolerancia política, la masacre de Tiananmen en 1989 y el anterior exterminio de intelectulales en la época de Mao. Zhao explica que el PC chino  repudió la tradición nacional y al confucianismo que busca la Armonía Universal (Ta Tung).  Después de decenas de millones de muertos, la actual China empieza a retomar su cultura milenaria.

Hoy el objetivo es tratar de combinar modernización con tradición, el gran tema de la intelectualidad china. Esto no puede ser comprendido fácilmente bajo el prisma occidental, que desde los griegos valora como fin de la sociedad el bien común, entendido por tal el que los individuos logren su propia realización personal en la sociedad. La virtud de la tradición greco-occidental es el respeto por el individuo, pero su defecto es el individualismo extremo. La virtud de la tradición china es la postergación del deseo individual para favorecer al conjunto de la sociedad, pero su defecto es el totalitarismo.

Considero que más allá de la apertura económica china,  lo realmente gravitante será observar como evolucionan las mentalidades dentro y fuera de China. El encuentro de China con Occidente es muy reciente, y aún no se puede vislumbrar el resultado que surgirá de ese intercambio. Pero no cabe duda que ese encuentro es uno de los fenómenos más interesantes que ha vivido la historia de la humanidad.