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En la inestable América Latina, la política exterior es clave

Un tema que marcará a Chile en los próximos años será su política exterior. En un mundo globalizado, jugar bien las cartas en las relaciones internacionales es fundamental. Mientras mayor sea la libertad para poder escoger y ejercer las relaciones exteriores, mejores las posibilidades de desarrollo. Los objetivos de la política exterior se identifican con el interés nacional, y el bienestar de un país está íntimamente  relacionado con la preservación de su integridad territorial e independencia política.

Las relaciones vecinales en nuestra región están plagadas de conflictos y  falta de respeto por acuerdos firmados. No hay conciencia de que el proceso de desarrollo de los pueblos  incluye no sólo las instituciones políticas internas, sino que su consolidación supera las fronteras: un Estados moderno requiere  de buenas relaciones con otros países para consolidar el crecimiento económico y la seguridad social.  Los conflictos latentes entre vecinos y la falta de confianza impiden que surja la sinergia y la economía de escala en la región. Por eso la relación vecinal es hoy, en América del Sur, un asunto de la máxima importancia.

Churchill decía que en política internacional los amigos son circunstanciales pero los vecinos son permanentes. Todo lo que se pueda hacer  para despejar tensiones fronterizas y construir confianzas es fundamental.La Carta Democrática de la OEA no ha logrado imponer la costumbre de que los gobiernos se mantengan legítimos en su ejercicio. En nuestra región latinoamericana está muy difundida la idea de que la democracia es sólo el acto de elegir autoridades –legitimidad de origen- y no el respeto constante a las instituciones y los ciudadanos  –legitimidad de ejercicio-.  Si algunos gobiernos de esta región están dispuestos a burlar sus propias Constituciones para entronizarse en el poder,  puede esperarse  un trato parecido respecto de sus acuerdos vecinales.

Hay que recalcar que la seguridad interna de una nación no basta. Se pueden tener excelentes instituciones y Fuerzas Armadas, pero hasta una potencia como EEUU ha debido constatar el desgaste que significa un conflicto aunque sea con países menores  como Afganistán o Irak. Guardando proporciones y diferencias, sólo el hecho de enfrentar una demanda como la de Perú ante la Haya implica desviar recursos que podrían haber tenido mejor destino en nuestras naciones con tantas necesidades básicas. En todo caso, es del todo deseable que mientras el juicio en La Haya avanza, Santiago y Lima mantengan los mejores contactos posibles en beneficio de sus ciudadanos. Pero insisto: la política exterior deberá  ser una gran prioridad del nuevo gobierno de Chile.