Argentina tiene como fortaleza el buen nivel cultural de su gran clase media, aunque sus políticos han impedido que florezca como debiera. Mientras los políticos hacen sus repartos y sus ganancias, hay una Argentina profunda que juega en las grandes ligas: es esa capaz de producir científicos, diseñadores, deportistas de talla mundial, a pesar de todo.
Según la revista británica “Nature”, Argentina es uno de los 18 países del mundo que más se destacan en investigación científica. Muchos argentinos han sido distinguidos con el premio Scopus por sus trabajos publicados y citados por otros científicos a nivel mundial (Scopus es una base de datos sobre literatura científica). En número de investigadores de jornada completa, ocupa el segundo lugar en América Latina después de Brasil con 27 mil (Chile tiene menos de 8 mil), y Argentina es el país con más investigadores en Latinoamérica en proporción a su población. Ha desarrollado un modelo propio de central nuclear compacta de cuarta generación; ha construido satélites; en biotecnología, informática y nanotecnología avanza en programas bien estructurados.
Lo notable es la persistencia en el tiempo de su relativa fortaleza creativa en muchos ámbitos, considerando lo deficiente que ha sido su sistema económico y político en relación a sus potencialidades.
Por ejemplo, la Presidenta Fernández fue designada por su marido como candidata, en una maniobra para perpetuar al matrimonio Kirchner en el poder. El sistema de partidos es casi inexistente. La oposición, debilitada por su fragmentación, no puede contra los enormes recursos que usa el oficialismo. Los votantes prefieren optar por lo conocido, un gobierno que ha dado estabilidad, pero que no ha hecho los cambios estructurales que den sustento y seriedad a su economía. Un ejemplo es la práctica endémica de ocultar las cifras verdaderas, muy distintas a las oficiales. Y los poderosos políticos como la actual Presidenta Cristina Fernández de Kirchner suelen arrasar en las provincias, que dependen del clientelismo y los subsidios que hoy abundan debido a la gran demanda china por soya.
Es una lástima que una nación tan dotada, con gente capaz y recursos abundantes, haya perdido (y siga perdiendo) tantas oportunidades de verdadero desarrollo y de ocupar un espacio destacado en el contexto mundial. Argentina ilustra muy bien la importancia que tienen para el desarrollo las buenas políticas públicas, y el freno que implica carecer de ellas… aunque se cuente con todos los demás recursos.