Debiéramos defender juntos nuestras riquezas marinas sobre explotadas por terceros, en vez de estar litigando en La Haya.
La demanda de Perú contra Chile ante La Haya causa un grave perjuicio y afecta el clima de confianza entre las dos naciones. Es muy difícil que países en pleno esfuerzo de desarrollo puedan avanzar en un mundo globalizado y desafiante, si no están comprometidos con los principios del Derecho internacional. La constante revisión de fronteras y tratados vigentes desgasta y crea una incertidumbre jurídica y económica que atrasa.
A casi 200 años de la independencia de nuestros países, y pasados ya más de 120 desde la Guerra del Pacífico, es inconcebible que Perú aún esté revisando fronteras: que sostenga que no existe un límite marítimo entre ambos países y que la Corte debe trazar uno, partiendo de lo que llama “Punto Concordia” y no del Hito 1 demarcado por ambos países, restando así a Chile una enorme área marítima en sus 200 millas; que lo haga invocando la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar, de la que Chile es parte y Perú no; y que pretenda esta alteración unilateral del límite con Chile cambiando el punto de referencia en la ley Tacna peruana un día antes de la demanda.
Chile, como le pasaría a cualquier país que ha firmado acuerdos y tratados que se encuentran plenamente vigentes, lamenta esta actitud peruana que perturba el clima de entendimiento y obliga a desviar recursos para la defensa de asuntos zanjados. Los Tratados de 1952 y 1954 ya fijaron el límite marítimo, y el propio Perú así lo había reconocido por décadas de usos y prácticas.
Es especialmente desilusionante que Perú impugne ahora una proyección marítima de Chile, considerando que ambos países habían luchado juntos por el reconocimiento internacional del concepto de las 200 millas. Es una pena que Perú busque el litigio en vez de fortalecer la unión en la protección de la riqueza marítima de ambos países, expuesta a la sobre explotación por terceras potencias que usan su enorme ventaja tecnológica. Esa defensa supera la capacidad de un país menor, y debiéramos buscar una alianza regional para la causa común, en vez de estar litigando en La Haya.
A Chile sólo le queda mostrar una gran cohesión interna para defender sus principios, y en eso tiene una notable historia de coherencia en su política exterior, a lo largo de todos sus gobiernos tan disímiles como los de la Concertación, el de las Fuerzas Armadas y los anteriores de su Historia. El respeto internacional de que goza Chile se debe precisamente a su estricto cumplimiento de las normas y acuerdos, sea en el plano político o comercial, y frente a Perú actuará de igual forma.
La presidenta de la Corte internacional de La Haya, la señora Rosalyn Higgins, deberá ahora citar a las partes. ¡Oh Higgins, será una larga y ardua tarea!….