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Política y energía en Sudamérica

 Existen las reservas. Están las tecnologías. Pero también están los Chávez, los Morales, los Castro, los Kirchner.

Nunca he podido entender, y no he conseguido que nadie me lo explique, porqué una nación con gente tan capaz como Argentina tiene gobiernos tan poco razonables. Debe ser el país del mundo con los peores gobiernos en relación a las capacidades de su pueblo y su naturaleza privilegiada. He oído muchas teorías al respecto, pero ninguna que permita entender porqué esta contradicción se mantiene tan persistente en el tiempo.

Argentina debiera ser un faro en la región. Y sin embargo, hoy no está en condiciones ni siquiera de asegurar el alumbrado a sus propios habitantes.

En Sudamérica abundan los recursos energéticos. Pero la calidad de su política ha sido el impedimento  para que la energía fluya y propicie el desarrollo.

Hay petróleo en Venezuela y Ecuador, nieves en Los Andes para centrales hidroeléctricas, enormes reservas de gas en Venezuela y Bolivia. Sin embargo, la única constante ha sido la intromisión de factores de política interna en las decisiones económicas y energéticas, que son de lago plazo y requieren estabilidad. Y la inseguridad energética trae aparejada costos medioambientales, pobreza y falta de oportunidades.

Bolivia frustró sus posibilidades de exportar gas por no permitir que el gasoducto pasara por Chile. Venezuela con Chávez da un uso político y antojadizo a sus recursos. En Argentina el presidente Kirchner para asegurar alta popularidad, fijó el precio del gas  por debajo del costo de producción; así desalentó la inversión y disparó la demanda por el gas artificialmente barato. El resultado es desabastecimiento interno y recortes del suministro acordado y firmado con Chile.

Es la historia latinoamericana de siempre: una zona con raíces culturales parecidas, rica en recursos naturales, pero con instituciones débiles y un endémico mal manejo político  que restringe su progreso.

En el mundo, diferencias mucho más profundas entre países y culturas no han sido obstáculo para políticas de largo plazo: el gas de Rusia siempre ha llegado a Europa  incluso en la peor época de Guerra Fría, y cuando Moscú aplicó un corte de gas por un conflicto con Ucrania, la energía se convirtió formalmente en un asunto de política de Estado en Alemania, solucionado al más alto nivel. El petróleo saudí y del Medio Oriente en general, con todos sus problemas, por décadas ha abastecido a EEUU o Japón.

Pero en Sudamérica, con yacimientos tanto más accesibles, nunca se ha construido un clima favorable a las inversiones, que permita desarrollar en forma estable su potencial energético. Existen las reservas. Están las tecnologías. Pero también están los Chávez, los Morales, los Castro, los Kirchner.